sábado, 15 de mayo de 2010

¡Que no se Repita la Historia!

Lo peor para un país, es que todo siga igual, porque se deteriora la credibilidad. Y eso es justamente lo que nos está sucediendo, más allá de las palabras y los deseos.
Tres son las principales tareas que debe ejecutar un Gobierno. Recaudar, administrar eficientemente lo recaudado y alcanzar progresivamente (pero sin pausa), niveles aceptables de Desarrollo. Es a la luz de estas tareas que debe auscultarse el desempeño de este y de todos los gobiernos.

Exoneraciones Tributarias
En lo referido a la recaudación o dicho en otros términos, la aplicación y recepción de impuestos, nada ha cambiado. Tenemos la base tributaria más baja de América Latina; bordea sólo el 14% respecto al PBI. Es cierto que en estos últimos años el Gobierno ha recaudado más, pero no porque se hayan incrementando los contribuyentes, sino porque se han incrementado los precios de nuestras exportaciones tradicionales (particularmente los minerales). Sin embargo, las más grandes empresas mineras, gozan de exoneraciones tributarias, así como las ganancias de capital en bolsa y los seguros.
Las sobreganancias mineras, no han sido tocadas. El Gobierno logró una contribución voluntaria de estas empresas, mientras dure el auge de sus exportaciones. La meta fue de 500 millones de dólares (entre todos) por año. Hasta hoy, nada de ella se ha concretizado. Cada día tenemos menos recursos no renovables, sin que por esta actividad extractiva, tengamos en las actuales circunstanciales, lo que con justicia nos corresponde.

Nada Ha Cambiado
Existen en el país más de tres millones y medio de empresas, de las cuales 98% son pequeñas y microempresas. De ellas, el 74% son informales, es decir, no tributan. Diversos estudios se han hecho para formalizarlas, algunos de ellos inaplicables por irreales, como los conceptos propuestos por Hernando de Soto en “El Misterio del Capital”. Lo cierto, es que nada ha cambiado. Ninguna iniciativa, en ningún poder del Estado, se ha concebido.
En resumen, la tarea de recaudar, no ha sido cumplida cabalmente, a pesar que el presidente García, durante la campaña, se comprometió a incrementar la base tributaria, imponer impuestos a las sobreganancias y apoyar la formalización de las PYME’S.
La segunda tarea: administración eficiente de lo recaudado, ha tenido su primera expresión negativa, en el desorden que ha atrapado al Gobierno, debido a la nula Planificación del gasto.

Plan Estratégico
Después de la II Guerra Mundial, el país no tenía tantos recursos, debido al incremento de los precios de nuestras materias primas, principalmente los minerales. Ante la incapacidad de gasto del Gobierno, y el previsible incremento de las expectativas de la población, se decidió comprometer a los gobiernos regionales y locales en la solución del problema, asignándoles dineros que nunca tuvieron, y que tampoco están en condiciones de gastar racionalmente, porque carecen de lo elemental: el plan estratégico de desarrollo regional, así como no existe un plan de desarrollo nacional.
Sin embargo, cabe destacar el esfuerzo descentralista del Gobierno. La conformación de macroregiones, ha quedado olvidada, siendo que este emprendimiento, es la fase más importante de la ley de bases de la descentralización. La desaparición del Consejo Nacional de Descentralización, por inepcia de quienes lo dirigieron, no debió ser motivo para tomar tal decisión. Hoy, los presidentes regionales han conformado su propia organización, con lo que la macroregionalización, se transforma en letra muerta. Mientras no se haga, sólo habremos departamentalizado el país.

¿Bonanza Económica?
De tres soles para presupuestos en inversión, dos están en manos de los gobiernos regionales y locales. Gestiones que hace cuatro años, no han podido invertir el total de sus presupuestos. Y estas gestiones ineficientes, ahora tienen más. ¿Se beneficiará la población de esta bonanza económica?
El Estado es el único ente capaz de distribuir equitativamente la riqueza. El mercado fracasó en este intento. El liberalismo, que le asignó tal rol, también. ¿Cómo hacerlos entonces? Cuando los economistas hablan de “chorreo”, obviamente no se refieren a que caerá dinero del cielo, como maná. “Chorrearán” oportunidades, servicios eficientes (salud, educación, transporte y seguridad), así como una oportuna y honesta administración de justicia. Para esto es que pagamos nuestros impuestos. Los que siempre pagamos, y a los que siempre nos exigen más.
Las oportunidades que si se le exige al Estado, están referidas a tener una excelente educación, para poder tener conocimientos y competir en un mundo cada vez más globalizado. Están referidas a que los niños tengan una adecuada alimentación para poder asimilar los conocimientos. Están referidas a las inversiones estatales en infraestructura, las que generarán trabajo y le darán dinamismo a la economía y sobre todo, la creación de las condiciones para que todos los ciudadanos tengan acceso al capitalismo popular, el cual permitirá que todos los peruanos tengan la oportunidad de hacer empresa. Para todo ello, requerimos un Estado que asuma a plenitud su rol promotor.

La Cosa Pública
Administrar eficientemente los recursos que todos les damos al Estado, por lo tanto: nuestros, también requiere combatir frontalmente la corrupción. Y esto significa incrementar la transparencia en el gasto, publicando en internet, todo lo que se hace con nuestro dinero, como medida preventiva y castigar severamente, todo acto doloso.
La eficiencia de nuestro servicio diplomático en el exterior, debería ser medida en términos económicos, y para ello la balanza comercial es un buen termómetro. Deben ser “puntos de venta”, antes que entes solemnes y protocolares.
En resumen, en la tarea de administrar eficientemente lo recaudado, también hay un déficit. Todavía los gobiernos no han entendido que son administradores de la “cosa pública”; y esa administración, cuando se tiene menos recursos que los necesarios, debe orientarse necesariamente a sacar el mayor provecho de ellos. Aquí no caben dispendios ni gastos innecesarios.
La tercera tarea, se refiere al Desarrollo. Se ha confundido crecimiento y Desarrollo, como si fueran lo mismo. Y eso no es cierto.
El Perú es un país sub-desarrollado, no un país sub-crecido. Podemos tener cifras macroeconómicas superiores a Chile, como que este año vamos a crecer 5.5 % respecto al PBI, según informa el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), situándonos en el cuarto lugar en Sudamérica; sin embargo, en Desarrollo estamos por debajo de muchos. No existen dudas que para desarrollar es necesario crecer. Pero el crecimiento sólo, por si, no sirve para que los pobres dejen de serlo.

Círculo Vicioso
Somos sub-desarrollados, porque tenemos una economía predominante primaria y dual; el funcionamiento de ella se caracteriza por su inestabilidad y dependencia, atrapados en lo que Raymond Barre denomina “el circulo vicioso de la pobreza”. Para salir del cual, no basta crecer.
El crecimiento se mide en cifras macroeconómicas. El desarrollo, en el bienestar de la gente. Los países ricos son países desarrollados, no crecidos.
Consecuencia de esta concepción distorsionada, los gobernantes que hemos tenido, se han sentido satisfechos con crecer, aunque muchas veces a costa del hambre, la miseria y la desocupación de la mayoría.
Al punto que en la actualidad, el Estado ha tenido en sus manos alrededor de 35,230 millones de soles en sus reservas, según consta en el informe emitido por el BCRP, el 4 de mayo del 2010, a pesar de la Crisis Financiera Global, los que en sus dos terceras partes, han sido distribuidos entre los dos siguientes niveles de poder. Pero al carecer de un Plan estratégico de desarrollo (no de crecimiento), se hallan paralizados y desorientados, sin saber que hacer con tanto dinero.
Ojalá no nos ocurra, lo que nos sucedió en la década del 50 del siglo pasado. Tuvimos aquella vez, una bonanza económica, debido a la mayor demanda de nuestras materias primas, sin embargo, no supimos aprovecharla. La gastamos, pero no avanzamos. Nos quedamos con menos materias primas, menos Desarrollo y más pobres. ¡Que no se repita la historia!