sábado, 22 de agosto de 2009

PERÚ: Una mirada al pasado Para caminar por nuestro propio rumbo.

En el pasado se encuentra, el origen de nuestros atavismos y quizá la explicación de nuestras más fanáticas actitudes, así como nuestra proverbial desconfianza. Hurguemos en él.

Pasado y Origen

Los Incas no conocieron la Democracia. Gobernaron con poderes absolutos, porque se decían hijos del dios sol. Realmente fue una Teocracia.

En el Tahuantinsuyo no existió la propiedad privada; y los vasallos ni siquiera fueron dueños de su trabajo. Porque el Inca a través de sus representantes, los obligaban a trabajar para el Estado.

La sucesión del poder fue hereditaria, sin que interviniera el Pueblo en la elección de sus gobernantes. La vida misma dependía del Inca. El podía elegir (por ejemplo) las más bellas doncellas y con ellas conformar un interminable harén a lo largo y ancho del imperio.

Ese es nuestro pasado reciente. Fueron cuatrocientos años en los que no aprendimos a convivir en libertad. Ni aprendimos a participar en las decisiones de Estado. Desde el S. XII hasta el S. XV no fuimos una sociedad en evolución.

Nos enorgullecen los monumentos históricos que nos legaron nuestros antepasados, y es bueno que así sea. Admiramos las hazañas de Pachacútec, el guerrero que extendió las fronteras del imperio. Pero sólo a media voz, reconocemos la crueldad con que sometió a los vencidos.

Los Españoles

Para los vasallos, nada cambió con la llegada de los españoles. Un grupo de codiciosos ignorantes arribó a nuestras costas desde el norte, cuando el Imperio Incaico, como todo Imperio, se encontraba en los estertores de su propio agotamiento. Huáscar y Atahualpa, enfrascados en guerras fratricidas, pusieron en bandeja lo que quedaba del imperio al invasor español.

Y, a diferencia de los árabes, cuando conquistaron parte de la península ibérica, los españoles no trajeron conocimientos. Los Incas sabían más. Cuando Cristóbal Colon, trataba de convencer a los intelectuales de Europa, basándose en los viajes de Américo Vespucio y los mapas de Pirí Reis, que la tierra era redonda; los Incas, hacía más de doscientos años habían construido un reloj solar en Sacsayhuamán. Y tenían amplio dominio de la astronomía.

Los españoles habían venido a otra cosa. Habían venido a saquear el Imperio. La corona española deseaba fortalecer su reino, con las riquezas de América. Para conseguir su fin, era necesario que esas riquezas fueran extraídas, transformadas y embarcadas hacia España.

Los vasallos del Incanato cayeron en manos de los colonizadores. Murieron por millones, al ser sometidos a trabajos forzosos y tratos inhumanos. Igual que cuatro siglos antes, no tuvieron ningún derecho. Las autoridades eran nombradas desde España y no existía ninguna posibilidad, que participaran en las decisiones del Estado, que les eran inherentes. Nada cambió, excepto el dueño del poder.

Inventando la Democracia

Desde el S. XV hasta el S. XIX; cerca de quinientos años, se sumaron a los cuatrocientos de vasallaje. Y las sublevaciones contra el poder español, no nacieron del pueblo; sino de los mestizos adinerados, que empezaron a negarse a pagar más tributos. No fue la libertad, como valor supremo el leit motiv de las revoluciones. Eso es un mito.

Nuestros pueblos vivieron sojuzgados durante novecientos años. Es a partir de 1821, que recién comienzan a generarse, algunos esfuerzos por hacer una Republica. Sin embargo, ella debió edificarse sobre instituciones sólidas ó en proceso de serlo, y sobre una nación consolidada o en proceso de serlo.

Nuestros próceres identificaron República sólo con poder. Y por él lucharon entre ellos. Y los vencedores se creyeron con derecho a usurparlo. Jamás intentaron construir primero una Nación. Razón por la cual (hasta hoy) tenemos una identidad nacional en ciernes. Durante casi ochenta años, desde 1,821 fuimos gobernados por caudillos militares, que hicieron de las bayonetas sus votos. Los vencedores en el campo de batalla, se instalaron en Palacio de Gobierno. El pueblo participó como soldadesca, no como una sociedad de ciudadanos organizados.

Y cuando se agotaron los militares, en los albores del S. XX, los grupos de poder económico inventaron la democracia peruana. Que consistió en hacerse elegir consecutivamente, para satisfacer sus propios apetitos.

Equivocando Prioridades

La guerra civil que protagonizaron Cáceres y Piérola, concluyó el año 1895, cuando acordaron formar una Junta de Gobierno presidida por Manuel Candamo. Convocada las elecciones, sale electo el único candidato: Nicolás de Piérola, inaugurando una serie de gobiernos civiles, que hasta 1919, Basadre identificó como la Republica Aristocrática.

En ese periodo, la Oligarquía ejerció un dominio casi absoluto de la sociedad peruana, a través del control del Estado. Un grupo reducido de familias aristocráticas excluyo de la vida política a las grandes mayorías nacionales.

El partido civil, fue el instrumento político, por el que se ejerció el poder.

Con Piérola se inicia el ausentismo de un plan para el mejoramiento de las clases mayoritarias; reprimiendo los movimientos indígenas. Nadie se preocupó por la educación y el desarrollo y, la tenencia de la tierra, fue privilegio condescendiente de los grandes terratenientes.

El pueblo fue el gran ausente. Ninguna de sus aspiraciones fue satisfecha. Y sus votos, sólo sirvieron para perpetuar en el poder a la aristocracia, con diversos nombres y en diferentes años. Alexis de Tocquevile escribió en 1,835 su obra “La Democracia en América”. En ella, afirma que en el nacimiento de las Repúblicas, está la explicación de su comportamiento en la adultez.

El Perú no escapa a esta verdad. No aprendimos a conocer un sistema participativo durante nueve siglos. Y cuando emprendimos el camino para construir una República, equivocamos las prioridades.

Imposiciones Externas

Un perfeccionado sistema Democrático, se nos ha impuesto de arriba hacia abajo. Un sistema que requiere de ciudadanos con cultura cívica, se ha instaurado por decreto, sin que las grandes mayorías lo comprendan. Un sistema en el que deberían estar comprometidos, todos los ciudadanos del Estado, ha sido desbordado, por aquellos que han migrado del campo a la ciudad; creando sus propias reglas, al margen de las que ha dictado el sistema “formal”. Coexisten dos “Estados”, dentro de un mismo territorio.

Más del 70% del número de transacciones económicas se hacen fuera del sistema formal. El 98% del total de empresas en el país, son pequeñas y microempresas, de las cuales sólo el 20% está en el sector formal. El Fondo Monetario Internacional, monitorea sólo el 30% del total de transacciones comerciales y financieras. Ellas están inmersas en las estadísticas de la macroeconomía; cuyas cifras no representan al total del país.

Cifras que los sucesivos gobiernos se empeñan en mantener de acuerdo a los dictados del FMI. Condición mediante la que asegura ese organismo, el pago de nuestra deuda externa. Pero que, a la vez, ignora la cantidad de pobres y desnutridos, sobre los que se asientan las cifras en azul. Nadie tiene en cuenta las cifras macro sociales, que sustentan trágicamente las macroeconómicas. Este rescoldo del pasado, tiene su explicación: nueve siglos de vasallaje y ciento ochenta años de exclusión.

Refundación del País

El Perú es una República en proceso de formación y con varias naciones y culturas conviviendo dentro del mismo Estado, requiere Refundarse. Tiene que ser la realidad la que defina el modelo y el sistema. No somos, ni debemos ser, calco ni copia de otros países. Debemos atrevernos a caminar por nuestro propio rumbo. Pero es necesario definirlo. Ese esfuerzo es el que queremos emprender. Ojalá que así sea, con conocimiento de causa, y convocando a todos los ciudadanos, en esta cruzada hacia el futuro.

Nuestro mensaje

América Latina, a pesar de tener casi la mitad de sus ciudadanos en situación de pobreza, posee activos que no generan capital como debiera, tal como sostiene el Dr. Hernando de Soto. Somos países capitalistas sin capital. Es esta la razón por la cual, somos el continente en el que más “ayuda” económica y financiera, se ha inyectado. Pero a la vez, somos los más peligrosamente endeudados. Ya que algunas de ellas bordean el 45% respecto al PBI (como es el caso del Perú). Somos parientes de exclusión, pobreza y falta de Desarrollo. Razón por la cual, mucho de lo que analizamos para el país, será útil para nuestros hermanos latinoamericanos.

América Latina: Un pasado compartido

Las mayorías de Repúblicas de Centro y Sur América, con excepción de Brasil, fueron colonias del reino español. Y no solo tienen esa historia común; sino que en ellas, floreció antes de la llegada de los conquistadores ibéricos, imperios y culturas excluyentes. Igual o muy parecido al modelo social y político del horizonte tardío o Tahuantinsuyo, que ocupó gran parte del territorio sudamericano.

El esfuerzo hermenéutico, que se hace sobre ese período, no tiene la finalidad de compararlo con los sistemas políticos que se pusieron en práctica a partir de mediados del S. XIX; sino que es un vistazo necesario para comprender, que no estuvimos preparados cívicamente para asumir una democracia perfeccionada, fundamentada en un liberalismo económico.

España, no fue un Estado desarrollado, en el concierto de países Europeos. Es probable que esta sea la razón por la cual, no pudo “exportar” a sus colonias, modelos y fundamentos que propiciaran aptitudes para despegar. Ninguna de las ex-colonias de España, ha desarrollado. Todas pertenecen al Tercer Mundo. Todas ellas, han fracasado desde su Independencia, en el esfuerzo por brindar bienestar general a la mayoría de ciudadanos. Sin embargo, poseen una ingente cantidad de materias primas, que mayormente las exportan como tales, sin haber emprendido esfuerzos sostenidos de transformación.