lunes, 28 de diciembre de 2009

Promover la Ley, el Orden, el Capitalismo Popular y un Estado Promotor

Arrunátegui líder de proyecto país, en Septiembre del 2006 tenía una intención de voto de mas de 5%, tenía un sólido partido moderno que se expresaba con pintas en todo el país y proponía "Hacer Política en Serio" a favor del pueblo, expresado en su Plan de Gobierno 2006 - 2011. Esto causó temor a los grupos de poder económico representados por la clase política incapaz y corrupta, por lo que elaboraron una estrategia de demolición contra Arrunátegui, en todos los medios de comunicación.
A pesar que las madres de las "supuestas agraviadas", desmintieron en conferencia de prensa que todas las acusaciones contra Arrunátegui eran falsas, la guerra sucia continuó pero fue absuelto de todos los cargos que se le habían acusado.
Resultado: el Perú perdió al estadista Arrunátegui y la posibilidad real que en los próximos 5 años se cree un Estado Promotor para generar Empleo, Riqueza y un País de Oportunidades.

miércoles, 21 de octubre de 2009

II GUERRA MUNDIAL: La más devastadora de las guerras

Danzig, península de Westterplace, Polonia, 1 de setiembre de 1939, 4:45 de la madrugada. Una familia polaca duerme plácidamente luego de haber estado degustando durante la víspera filetes de ternera con mantequilla de cerdo, pimienta negra y pimienta inglesa para el sabor tradicional con sus hojitas de laurel.

Celebraban la llegada del hermano ausente. De pronto, la ciudad entera retumbó con el fuego abierto que lanzaba el buque de guerra Schleswig-Holstein al fuerte de Westerplatte cerca de lo que entonces era la ciudad de Danzig, hoy Gdansk. Al mismo tiempo, la Wehrmacht de Hitler invadía Polonia por el este, el oeste y el sur. La entrada de las tropas nazis en Polonia provocaría que, tres días después, Inglaterra y Francia declararan la guerra a Alemania. Era el inicio de la barbarie.

on mucho sentimiento y luto en el corazón, el mundo conmemoró 70 años de la guerra más cruel y sanguinaria que haya conocido el ser humano, donde perdieron la vida casi el 2% de la población de ese momento (60 millones de personas).

La guerra desatada por Alemania infringió un sufrimiento inconmensurable a numerosas personas, así como años de privación de derechos, de humillación y de destrucción. Todos los pactos con los nazis, incluido el firmado por la URSS que facilitó la invasión de Polonia, fueron moralmente inaceptables. La guerra trajo consigo años de injusticia, humillación y destrucción en Europa. No existen palabras que puedan describir ni tan siquiera de cerca el sufrimiento de esa guerra y del Holocausto.

Europa se convirtió en la tenebrosa mansión de los muertos, el escenario de una bestialidad sin precedentes de la que los polacos fueron sus más grandes víctimas. Se calcula que entre cinco y seis millones de ellos perdieron la vida en la guerra, es decir, una quinta parte de la población.

Alemania ha pedido perdón. Aquella famosa foto del canciller Willy Brandt, arrodillado en Varsovia ante el monumento a las víctimas del nazismo, es de diciembre de 1970.

jueves, 15 de octubre de 2009

Perú: Balance y Perspectivas

Que la Coyuntura no nos Devore

No se puede entender un país si no se conocen sus orígenes. Si no existen explicaciones claras sobre sus atavismos, adoleceremos de una lectura correcta sobre sus tendencias.

Y el Perú, nuestro amado país, requiere ser entendido a cabalidad si queremos opinar sobre su futuro. El pasado ejerce una gran influencia sobre el presente. Y tal como escribió Alexis de Tocqueville en 1835, “en el nacimiento de las Repúblicas está la explicación de su comportamiento en la adultez”.

Identidad nacional

Más allá de nuestro plausible nacionalismo, es necesario reconocer que nuestros próceres se preocuparon por fundar una República antes de consolidar una Nación. Razón por la cual tenemos una Identidad Nacional en ciernes.

A través de los años, la clase política del país se preocupó por construir un sistema político impuesto de arriba hacia abajo y asimiló el perfeccionismo de ese sistema colocándolo a la fuerza sobre una población que hasta hoy no logra comprenderlo.

Pero cuando el ser humano no comprende algo, reacciona rechazándolo o escabulléndose. El sistema no podía ser rechazado porque el pueblo no era consciente de su poder para hacerlo. Entonces, quedaba expeditivo el camino de la desconexión: la informalidad ya tenía partida de nacimiento.

sábado, 22 de agosto de 2009

PERÚ: Una mirada al pasado Para caminar por nuestro propio rumbo.

En el pasado se encuentra, el origen de nuestros atavismos y quizá la explicación de nuestras más fanáticas actitudes, así como nuestra proverbial desconfianza. Hurguemos en él.

Pasado y Origen

Los Incas no conocieron la Democracia. Gobernaron con poderes absolutos, porque se decían hijos del dios sol. Realmente fue una Teocracia.

En el Tahuantinsuyo no existió la propiedad privada; y los vasallos ni siquiera fueron dueños de su trabajo. Porque el Inca a través de sus representantes, los obligaban a trabajar para el Estado.

La sucesión del poder fue hereditaria, sin que interviniera el Pueblo en la elección de sus gobernantes. La vida misma dependía del Inca. El podía elegir (por ejemplo) las más bellas doncellas y con ellas conformar un interminable harén a lo largo y ancho del imperio.

Ese es nuestro pasado reciente. Fueron cuatrocientos años en los que no aprendimos a convivir en libertad. Ni aprendimos a participar en las decisiones de Estado. Desde el S. XII hasta el S. XV no fuimos una sociedad en evolución.

Nos enorgullecen los monumentos históricos que nos legaron nuestros antepasados, y es bueno que así sea. Admiramos las hazañas de Pachacútec, el guerrero que extendió las fronteras del imperio. Pero sólo a media voz, reconocemos la crueldad con que sometió a los vencidos.

Los Españoles

Para los vasallos, nada cambió con la llegada de los españoles. Un grupo de codiciosos ignorantes arribó a nuestras costas desde el norte, cuando el Imperio Incaico, como todo Imperio, se encontraba en los estertores de su propio agotamiento. Huáscar y Atahualpa, enfrascados en guerras fratricidas, pusieron en bandeja lo que quedaba del imperio al invasor español.

Y, a diferencia de los árabes, cuando conquistaron parte de la península ibérica, los españoles no trajeron conocimientos. Los Incas sabían más. Cuando Cristóbal Colon, trataba de convencer a los intelectuales de Europa, basándose en los viajes de Américo Vespucio y los mapas de Pirí Reis, que la tierra era redonda; los Incas, hacía más de doscientos años habían construido un reloj solar en Sacsayhuamán. Y tenían amplio dominio de la astronomía.

Los españoles habían venido a otra cosa. Habían venido a saquear el Imperio. La corona española deseaba fortalecer su reino, con las riquezas de América. Para conseguir su fin, era necesario que esas riquezas fueran extraídas, transformadas y embarcadas hacia España.

Los vasallos del Incanato cayeron en manos de los colonizadores. Murieron por millones, al ser sometidos a trabajos forzosos y tratos inhumanos. Igual que cuatro siglos antes, no tuvieron ningún derecho. Las autoridades eran nombradas desde España y no existía ninguna posibilidad, que participaran en las decisiones del Estado, que les eran inherentes. Nada cambió, excepto el dueño del poder.

sábado, 13 de junio de 2009

Hacia una verdadera Reforma del Estado

Definir el Estado

Ya son casi 188 años durante los cuales, el Estado peruano ha crecido y evolucionado, como la sociedad, es decir, en forma lamentablemente desorganizada. Debido a una real ausencia de visión de futuro, la clase política ha generado este defecto.

Recién, luego de este tiempo, considera que es necesario reformarlo profundamente. Pero resulta que este proceso inverso, carece del mismo defecto: se está iniciando de manera desordenada y, en función, de la inspiración de una sola persona: el gobernante de turno.

En este esfuerzo, en el que necesariamente deben participar todas las fuerzas políticas, las organizaciones de la sociedad civil y la sociedad en su conjunto, estas están ausentes, no obstante que su futuro es el que está en juego.

Ante esta situación, los sectores de intereses, cuando se vean tocados, reaccionarán por mantener el stablishment, porque en él han aprendido a sobrevivir y sacar ventaja. Es por eso que, antes de emprender esta vital tarea para el país, se hacen necesarias algunas acciones previas a la reforma.

viernes, 22 de mayo de 2009

El origen del Estado y sus perspectivas en el Perú

La Independencia

Pronto celebraremos 188 años desde que don José de San Martín proclamó la Independencia del Perú, pues, desde el siglo XVI, nuestro país se había convertido en una colonia del Imperio español.

Sin embargo, en 1821 el ejército realista aún no había sido derrotado, así que en gran parte del territorio nacional el grito de libertad no tuvo ningún significado. Solo después de la Batalla de Ayacucho, en 1824, el virrey La Serna decidió abandonar el país y dejar en nuestras manos la conducción de la naciente república.

Nos liberamos de España, pero no de nuestros problemas. A la era del Tahuantinsuyo, época en la que los incas gobernaron con poderes absolutos sobre una sociedad de vasallos, se sumaron trescientos años de un despiadado colonialismo y explotación. Sin duda, ambas épocas se caracterizaron por ser excluyentes y, por tal motivo, el ejercicio de la participación y de la soberanía popular nunca estuvo presente en nuestra historia política.

Bajo el dominio español, el Perú sufriría la más cruel de las explotaciones. Miles de indígenas morían confinados en las minas de oro y plata, minerales que los españoles saquearon con la intención de intercambiar por las mercancías producidas por la floreciente Revolución Industrial en Inglaterra. De esta manera, el pillaje colonial contribuyó al desarrollo del capitalismo inglés.

Desde el punto de vista político, del colonialismo español no heredamos nada positivo. No aprendimos a elegir ni a ser propietarios. Un gran abismo se interpuso entre las élites ibéricas y la gran mayoría de la población. Así, nacimos como una república exportadora de materias primas constituida por una mayoría de pobres con poca o ninguna participación en los asuntos del Estado.

La República

A partir de 1821 y durante medio siglo después, las bayonetas impusieron a los presidentes. Luego se instauró lo que Basadre convino en llamar la República Aristocrática. Durante esta época, el poder económico hizo y deshizo gobiernos. A partir del Civilismo de comienzos del siglo XX, se sucedieron en el poder representantes de una clase política que se dedicó a usufructuar, en propio beneficio, los recursos del Estado. Se sucedieron varios nombres, pero los intereses siempre fueron los mismos.

Hasta el día de hoy, el pueblo ha seguido ausente de las grandes decisiones que lo afectan. Hemos importado un sistema democrático ya desarrollado para un país que todavía está en búsqueda de su identidad nacional y de un nivel aceptable de civismo. Nos hemos dedicado a construir una república antes que una nación.

Nuestra tragedia consiste en que quienes nos han gobernado nunca estuvieron preparados para asumir tan trascendental reto. Prueba de ello es que, hasta hoy, nos debatimos en la inmediatez, la falta de autoridad y el fracaso. Somos una nave que salió del puerto en 1821 sin saber a dónde ir, con capitanes incapaces y, además, con gran tendencia a la corrupción.

Nada ha cambiado en casi 188 años. No hemos solucionado ninguno de los problemas que determinaron nuestra aparición como república. Al contrario, hemos agregado muchos más en el activo de nuestra desgracia.

Sin embargo, del otro lado del mundo, hace 85 años no existían Taiwán, Corea, Malasia, Singapur ni ninguno de los llamados “Tigres del Asia”. Hoy, a pesar de que importan el 80% de las materias primas que necesitan, constituyen un conjunto de economías desarrolladas.

Hemos perdido más de un siglo y medio de tiempo y seis generaciones. Se ha explotado el 27% de nuestros recursos no renovables. Sin embargo, ninguno de estos activos nos ha beneficiado, pues tenemos una población conformada por 49% de pobres y 25% de extremadamente pobres.

Ha sido tal la incapacidad de los gobernantes que se ha dado leyes excluyentes que afectan al 80% de pequeñas y microempresas, condenándolas a la informalidad. En total, suman cuatro millones de empresas que gestionan alrededor del 70% de transacciones comerciales realizadas fuera del sistema legal.

Perú: País Viable

Me resisto a admitir que, como afirma Oswaldo de Rivero, seamos un país inviable. Pienso, más bien, que el sistema que se nos ha impuesto es irreal, pues no puede aplicarse eficientemente a un país en proceso de consolidación social y económica, como el nuestro.

Al ser la democracia un concepto polisémico, puede adaptarse a todas las realidades. Es necesario construirla a nuestra medida y perfeccionarla en nuestro andar por la historia. Ningún modelo nos debe cautivar, ni siquiera el de los EE.UU., porque ese país nunca fue subdesarrollado; y en cuanto a los países europeos, estos nos aventajan en más de tres siglos la práctica de la democracia.

Afirmo, enfáticamente, que somos un país rico y con grandes posibilidades, pues tenemos lo que a los países desarrollados les falta: materias primas. Por ello, no creo que debamos seguir exportándolas como tales. Es necesario asumir un proceso de transformación consistente y, sobre todo, caminar el futuro por nuestra propia senda. Empecemos a crecer y desarrollar de adentro hacia afuera, como lo hicieron las grandes potencias.

Para que ello sea posible, es necesario un Estado moderno, democrático, descentralista y promotor que cree las condiciones para el desarrollo: potenciar y modernizar las micro y pequeñas empresas con información, capacitación, apoyo tecnológico, financiamiento y búsqueda de mercados en el Perú y en el mundo globalizado. Además, ese Estado debe asumir también un rol subsidiario que lo obligue a ejecutar, en forma suplementaria, todo aquello que, a pesar de no ser atractivo para la inversión privada, es vital para la población, como la educación, la salud, la vivienda, la infraestructura, la seguridad, etc.

Reforma del Estado

En la actual coyuntura de la crisis financiera global, recuperemos el tiempo perdido y hagamos una verdadera reforma del Estado que nos permita generar riqueza promoviendo la creación de empresas. Pero solo si la ley y el orden se imponen en el país, será posible esta tarea, pues ellas son la expresión del Estado de Derecho y, por tal razón, determinan la identidad de un estado democrático.

Necesitamos ley y orden para invertir, ley y orden para garantizar la propiedad privada y ley y orden para consolidar un Estado unitario. Solo cuando el gobernante es legítimo y está capacitado para convocar a la población a la realización de los objetivos nacionales que él ha diseñado, es posible consolidar el Estado. Nada es más aglutinador que el liderazgo, pues para ser líder, como dice Kotter, hay que ser capaz, saber convencer y, sobre todo, dar el ejemplo.

Debemos sentirnos orgullosos de ser peruanos, de haber nacido en esta maravillosa “tierra del sol”, en un país de milenario pasado e ingentes riquezas, y de gente trabajadora, creativa y de acendradas convicciones en búsqueda incesante de oportunidades, no de dádivas.

Hagamos una profunda reflexión sobre lo andado. Que nuestras próximas decisiones no nos lleven hacia el mismo resultado. Merecemos un destino superior, aunque algunos de nuestros gobernantes hayan demostrado no saber cómo alcanzarlo. Ellos son los responsables de la desgracia nacional en la que nos debatimos.

Que Dios nos inspire e ilumine para que, durante el presente gobierno, se realice la esperada reforma del Estado. Este es el instrumento que necesitamos para promover el desarrollo sostenido como alternativa real para la generación de empleo, divisas y descentralización.

En el próximo artículo se desarrollará los temas que deben plantearse antes de emprender el proceso de reforma del Estado:

1. ¿Por qué debe reformarse el Estado?

2. ¿Cómo se debe iniciar y conducir este proceso?

3. ¿Qué tipo de Estado es el que se quiere alcanzar?

lunes, 20 de abril de 2009

A más crisis... más optimismo y realismo

Cristal de mira

Dependiendo del cristal ideológico a través del cual ha sido auscultada la crisis financiera internacional, se han tenido diversas interpretaciones, diagnósticos y pronósticos acerca de ella.

Algunos economistas de orientación izquierdista han augurado el fin del capitalismo. Para ello, se han apoyado en Immanuel Wallerstein, sociólogo y científico social nacido en Nueva York quien, junto con Noam Chomsky, lideran los movimientos antisistémicos y antiglobalización. El pensamiento de Wallerstein tiene un vínculo directo con la obra de Marx y Fernand Braudel. Por tal razón, no es extraño que sus conclusiones, respecto al futuro del capitalismo, tengan un matiz apocalíptico.

Sin embargo, frente a esta interpretación, existen otras líneas de pensamiento que, más bien, afirman el fortalecimiento del capitalismo después de esta crisis, pues el Estado perfeccionará sus controles, sus reglas, sus regulaciones y tendrá mayor presencia entre los actores del mercado, tal como lo recomendara Keynes después de la gran crisis del año 1930.

Pesimismo importado

En el plano nacional ha sucedido casi lo mismo. El anuncio del presidente García respecto al blindaje de nuestra economía frente a la crisis fue mal interpretado. En ningún momento, expresó que sus efectos no llegarían a nuestras costas. Eso hubiera sido absurdo. Lo que dijo es que estábamos preparados para afrontarla. Los sucesos posteriores al anuncio y a las críticas han confirmado que el Perú y Costa Rica son los únicos países que tendrán más capacidad para capear el temporal.

Sin embargo, se insiste en emitir apreciaciones pesimistas respecto al desaceleramiento en el crecimiento de nuestra economía. Los augurios que afirman que el próximo año habrá un crecimiento del orden del 5% respecto al PBI han sido la fuente de toda crítica. Con ello se ha obviado la historia económica de nuestros país, pues en febrero de 1995 se experimentó un pico del 13,1%, aunque, durante los veinte meses subsiguientes, solo se alcanzó el 1,6%.

El vaso está medio lleno o medio vacío, parece ser la discusión bizantina en que estamos atrapados. No nos damos cuenta de que deberíamos construir el país con ideas y no con demagogia, que es como se denomina a la crítica insensata e irreflexiva. ¿Cuál ha sido el aporte de quienes critican al Gobierno? Ninguno. ¿Es esta poca capacidad contributiva el mejor activo de los “líderes políticos” para merecer estar en el partidor de las próximas elecciones? Lo probable es que durante la campaña se discutan nimiedades y se intercambien adjetivos, soslayando temas tan importantes como este. Se discutirá de todo para que nada cambie. Y, así, añadiremos, con pesar, cinco años más a los 180 de fracasos y frustraciones.

Realidad de la crisis

Los índices de la economía estadounidense apuntan, cada vez más, a un diagnóstico de depresión: el comercio se cae, la riqueza se evapora y el sistema bancario esta en la ruina. La deflación es una amenaza constante, las empresas reducen salarios, producción y precios. Los gobernantes de todos los países del mundo implementan planes anticrisis para evitar que esta se agrave.

Los estadounidenses, ante la crisis más grave de su vida, venden sus acciones y bienes, solicitando al Gobierno ayuda y asumiendo actitudes más conservadores respecto a tomar prestado, prestar e invertir.

Algunos sectores, como vivienda, automovilístico, servicios financieros e industrial se encuentran en depresión, lo que ha producido un colapso en el mercado laboral.

El Fondo Monetario Internacional dice que, con esta crisis, será la primera vez, desde la segunda Guerra Mundial, que Estados Unidos y otros países industrializados sufren una contracción simultánea en sus economías.

Optimismo oportuno

El mercado está compuesto por seres humanos que piensan, gozan, se asustan y, sobre todo, consumen. Es en razón de sus expectativas y deseos que se mueve la economía, la misma que no escapa al sentimentalismo.

Son estos argumentos los que dieron cabida a psicoanalistas y psicólogos en la ciencia económica. Uno de ellos, Moisés Lemlij, dice que “el optimismo genera un inexplicable clima de estabilidad económica que, normalmente, se contradice con lo que ocurre alrededor del mundo”.

A pesar de pronósticos internacionales desalentadores, los 100 gerentes generales y ejecutivos de las más grandes empresas locales señalan que sus compañías crecerán entre 5% y 20% entre el presente y el próximo año, como dice la consultora GMR. Vaticinan que el sector consumo crecerá entre 5% y 6%. No existe ninguna duda de que la crisis ya se ha manifestado en sectores como la minería, agroindustria y manufactura, pese a lo cual, se mantiene un cauteloso optimismo empresarial. ¿Qué ha pasado? La respuesta parece ser el efusivo comportamiento del Dr. García, quien permanentemente inyecta el entusiasmo que ha hecho la diferencia.

La Dra. Lourdes Flores, con un lenguaje mesurado, le ha sugerido que no peque de optimista, pues ello podría crear expectativas que luego no podrían ser satisfechas. Pareciera que, en momentos de crisis, es preferible pecar de entusiasta, que de lacónico. Sin embargo, habría que tener presente la coyuntura de la Crisis Financiera Internacional que vive el mundo globalizado.

Qué hacer

Cumpliendo con nuestro rol contributivo, quisiéramos expresar nuestras dudas respecto a la capacidad del Estado (los tres niveles de Gobierno) de invertir rápido, bien y honestamente los recursos que se han orientado a la infraestructura. Estamos en marzo y se nota que ese “perro del hortelano” no ha superado sus defectos.

Pero creemos también que la solución no pasa por eludir controles ni leyes, como en acto de desesperación ha sugerido el presidente García. Creemos que ha llegado el momento de iniciar la tantas veces postergada Reforma del Estado. La crisis y el futuro del país requieren que el Congreso, de una vez, deba abocarse a la tarea más importante de este siglo.

El no haber podido convertir el crecimiento en desarrollo es la prueba más elocuente de que este emprendimiento es impostergable.

Cambio del modelo exportador

De acuerdo a las características que describe el economista Raymond Barre en su obra El desarrollo económico, nuestro país es dependiente. Dependemos no solo de los capitales privados externos, sino del precio fluctuante del mercado respecto a nuestras exportaciones. Estas, al ser mayormente primarias, nos hacen más vulnerables, pero también, cuando el precio de ellas sube, nos vemos favorecidos, como ha ocurrido en los últimos seis años.

Era obvio que esto no iba durar. Al desvanecimiento de nuestro auge, se ha sumado la caída de la capacidad adquisitiva de nuestras exportaciones. Estas no solo han caído en cuanto a precios, sino también en términos reales al 4,6% a diciembre del 2008. Por tal razón, han crecido las importaciones en un 14,7%, produciendo el primer déficit en nuestro comercio exterior para el cuarto trimestre del 2008, luego de 22 trimestres consecutivos de superávit, como afirma Farid Matuk.

Se hace entonces necesario ir cambiando, paulatinamente, el modelo exportador. De uno primario, debemos pasar a otro con más valor agregado. Para lograrlo, el Estado y las empresas privadas deben destinar mayor presupuesto a la investigación y el desarrollo. Chile podría ser un adecuado referente.

Otro aspecto en el que se debe incidir es en la proporción entre el gasto público y el crecimiento. El primero solo fue del 13% respecto al 87% del gasto privado en los dos últimos años. Esto equivale a decir que, del crecimiento promedio de 8,6% anual, solo 1,4 puntos le correspondieron al total del gasto público. En un país con las características económicas y sociales como las nuestras, el Estado debe dinamizar el crecimiento. A pesar de que este esfuerzo ha sido cabalmente comprendido por el presidente García, no existen el dinamismo en el gasto y la honestidad necesaria. Hagamos algo, ya, con el “perro del hortelano”.

martes, 17 de marzo de 2009

Crecimiento Económico: ¿Conservando el Planeta?

Hombre y naturaleza

Alvin Toffler dividió la civilización en solo tres partes. Una fase agrícola de primera ola, una industrial de segunda y una tercera, la actual, dominada por la cibernética y los avances de la comunicación.

Ninguna de ellas hubiera sido posible, si el hombre no hubiera recurrido a la naturaleza para comer, vestirse, trasportarse y comerciar. Incluso su ocio y su afán por lo suntuario, se lo debe a ella.

Al principio, pocos hombres y rudimentarios métodos, arañaron con las justas, valles ubérrimos y montañas. No habiendo grandes urbes, las fuentes y cursos de agua no fueron contaminados.

La suicida agresión a la naturaleza, se fue dando con el tiempo. Cuando tuvieron que cultivar más y lo hicieron en forma irracional. Cuando se dedicaron a pescar en mayor volumen y en forma desmesurada, hasta extinguir especies. Cuando inventaron manos poderosas para hurgar más profundamente en las entrañas de la tierra y cuando convirtieron en vertederos de basura los extramuros de ciudades e hicieron de mares, ríos y lagunas, grandes colectores de deshechos.

Probablemente, sin darse cuenta o atrapado en su propia codicia, el hombre viene destruyendo el único hogar que tiene. Pues como consecuencia de su irreflexiva actividad extractiva, se están emitiendo seis gases contaminantes, siendo el CO2, el más nocivo y de mayor volumen.

Entendiendo que muchos de los recursos si se agotan, cambian los ciclos reproductivos y que, agredir la naturaleza, es agredirnos a nosotros mismos, es que se iniciaron desde los albores del siglo pasado, esfuerzos por detener esta insania. Lamentablemente hasta hoy con éxitos relativos.

Toma de conciencia

En EEUU en 1924, se aprobó el acta de Contaminación de Petróleo. La del Control de la Contaminación del Aire, fue promulgada recién en 1955. Este y otros esfuerzos iniciales tuvieron solo la función de resolver problemas ya ocurridos con relación a la contaminación del medio ambiente.

Recién a partir de 1968 con la creación del CLUB de ROMA, se inicia el proceso de reflexión sobre el futuro del planeta, el que se plasma en el “Manifiesto de la Supervivencia”; el mismo que antecede al libro “Los limites del crecimiento”, en el cual, se empieza a tomar conciencia sobre el tema de los recursos renovables y no renovables. Allí se dice que no se trata de crecer en forma indiscriminada, es decir, depredando y contaminando.

Luego en 1972, se celebró la conferencia de ESTOCOLMO, cuyo objetivo fue sensibilizar a los líderes mundiales sobre la magnitud de los problemas ambientales y que se instituyeran las políticas necesarias para erradicarlas.

Un años antes, el Secretario General del la ONU U Thant, instituyó el DÍA de la TIERRA, alrededor del 21 de marzo. Haciéndolo coincidir con el equinoccio. Día del que muy pocos se acuerdan, tal vez porque no tenemos mucho que celebrar. Y porque a pesar de las advertencias, estamos agotando irresponsablemente los recursos no renovables, sin pensar en las generaciones futuras; y el planeta que les estamos dejando, está reaccionando violentamente ante nuestra agresión.

Cumbres de la Tierra

Con gran solemnidad, se celebraron después las Cumbres de la Tierra. La primera en Río de Janeiro el 3 de Junio de 1993 y la de Johannesburgo (Sudáfrica) el 26 de Agosto del 2002. En la de Río, participaron 172 gobiernos, siendo varios los temas tratados, entre ellos el escrutinio sistemático de patrones de producción, el uso de fuentes alternativas de energía y el problema del transporte público, ligado a la emisión de los gases y la polución. Sin embargo, lo más importante fue el acuerdo sobre la Convención Marco de las NN UU sobre el cambio climático, antecedente del Protocolo de Kyoto.

En la de Johannesburgo participaron 180 gobiernos, y en ella se acordó promover el desarrollo sostenible, término acuñado por Harlem Brundtland en 1987 en el Comité Mundial sobre Medio Ambiente; el mismo que tiene vital importancia, ya que introduce por fin la compatibilidad que debe haber entre crecimiento económico y conservación del medio ambiente. Ese es el término que debemos emplear para entendernos.

Al respecto, debemos recordar lo que David Pierce propuso al Banco Mundial. De acuerdo a su enfoque una estrategia de desarrollo solo es sustentable si en el proceso de crecimiento económico, el stock de todos los activos se mantiene constante o se eleva a lo largo del tiempo. Entendiendo que los activos son de capitales tradicionales (maquinarias, fábricas, infraestructura, etc.) y capital humano. (recursos naturales como bosques, biomasa marina, etc. así como la calidad del aire y agua ), son estos últimos recursos los que tenemos la obligación de preservar.

¿Desestabilizadores de los gobiernos?

Curiosamente, se ha pretendido señalar a grupos e instituciones que velan por el medio ambiente como desestabilizadores de los gobiernos. En nuestro país incluso han sido identificados como obstáculos para la inversión extranjera, particularmente en actividades mineras. ¿Es que acaso, no están presentes como fantasmas del pasado, innumerables pasivos ambientales provocados por la irracional actividad extractiva?

Hoy mismo, los relaves de Tamboraque a 90 kilómetros de Lima, son una gravísima amenaza contra los once millones de habitantes de la capital. Hace meses se declaró la zona en emergencia y se formó un Comité de Crisis.

Hay 638,000 toneladas de relaves de la antigua mina San Juan que incluyen plomo y arsénico; los mismos que se encuentran a la vera del río Rímac. Estos desechos fueron llevados allí desde Mayoc, teniendo que ser traslados cuanto antes a la quebrada Chinchán; operación a la que se opone la población, ya que contaminaría la captación de agua que abastecen los centros poblados de Embarcadero, Nueva Esperanza y Tres de Enero, pertenecientes a la comunidad de San Mateo de Huanchor.

No menos desastrosa, fue la irreparable contaminación que la Southern provocó en el valle y playa de ITE en Tacna. Nunca más la faz de la tierra será como era antes. Este pasivo ambiental es imposible de recuperar.

¿Oponerse a este tipo de extracción minera o condicionar su actividad al respeto estricto del medio ambiente, es desalentar la inversión?

El Ministerio del Ambiente ha identificado 1900 pasivos ambientales generados por la minería. ¿No es este el más desastroso e irresponsable antecedente, como para justificar la sensibilidad de las comunidades? Remediarlas requiere 400 millones de dólares; ¿Quién, cuándo y cómo se va a financiar este importante costo?

Tal vez porque en el mar es menos visible, pasamos casi desapercibidas, las toneladas de residuos tóxicos que la actividad extractiva-procesadora, vierte por miles de toneladas cada día.

La actividad magnicida que sobre La Oroya se ejerce diariamente, es otra muestra del pobre respeto que se tiene sobre los hombres y el medio ambiente. Largos periodos de inacción e innumerables foros poco productivos, justifican apelar al dramatismo para comprometernos en el esfuerzo de salvar el planeta.

AL Gore, el ex vicepresidente de los EEUU, nos ha advertido en su libro “Una verdad incómoda”, que los próximos diez años, son la última oportunidad para contener el cambio climático. No la dejemos pasar.

Calendario ignorado

Como para tratar de acallar nuestra conciencia, se ha elaborado durante varios años un calendario de conmemoraciones. El 21 de Marzo se ha instituido como el Día del árbol. Día Forestal Mundial. El 22 de mismo mes el Día Mundial del Agua y el 22 de Abril el Día de la Tierra. ¿Cuántos ciudadanos lo saben? Estas y otras fechas, han pasado y seguirán pasando desapercibidas.

Nuestro país, es uno de los amnésicos, siendo que tenemos una gran parte del bosque amazónico que recicla el CO2 producido por las usinas de los países mas industrializados.

Toda esta, es una verdad incómoda, y haría bien el casi flamante Ministro del Ambiente, en ejecutar dos acciones, básicas; concientizar1 y controlar. Bienvenida la inversión extranjera, siempre y cuando se someta a las más severas exigencias del respeto al medio ambiente. Esa es la posición de “JUSTO MEDIO”, su revista.

domingo, 15 de febrero de 2009

Interpretando la Crisis Global

Comparación poco consistente

La codicia es inherente a la naturaleza humana, particularmente a la de los más ricos, y ella ha sido el motor de todas las crisis que ha tenido que enfrentar la economía. Pero cada una de ellas, a pesar de este rasgo común, ha tenido sus propias características, tal como la historia se ha encargado de demostrar.

Es por ello que resulta inapropiada la similitud que algunos analistas pretenden encontrar entre la Gran Depresión de los años 30 del siglo pasado y la severa crisis financiera que afecta hoy a todo el planeta. Sin embargo, debemos reconocer que deliberadas fallas humanas las hicieron posible.

¿Fin del capitalismo?

Producidas ambas crisis, analistas ideologizados han vaticinado el fin del capitalismo. Esto no sucedió en la década del treinta del siglo pasado ni sucederá después que se supere la presente. Y es que, como dijeran Bagaturia y Andreiev, el capitalismo tiene la virtud de reinventarse después de cada crisis, además de contar con un poderoso aliado: el Estado. Ese Estado que en la gran depresión de 1907 dispuso el cierre de todos los bancos y prohibió el retiro masivo de los depósitos para evitar una catástrofe, y hoy acude en defensa de las entidades financieras inyectándoles fondos multimillonarios. Algunos critican que ese Estado –al que en épocas de bonanza el neoliberalismo, expresión holística del capitalismo, le niega presencia en la economía– tenga un rol protagónico cuando el sistema se encuentra en problemas. ¿Cuál sería la alternativa? ¿El colapso? Muchos marxistas así lo desean, tal vez con la ilusa esperanza que el mundo vuelva sus ojos al socialismo. Felizmente, nada de eso sucederá.

Antecedentes de la Gran Depresión

Tanto la actual crisis como la de 1929 se originaron en los EE.UU. y se extendieron a todo el planeta. Esto demuestra la importancia hegemónica de la economía norteamericana, la que a pesar de los sombríos pronósticos seguirá siendo la más influyente en la economía mundial.

La Gran Depresión de los años 30 no se puede comprender sin remontarse a la crisis que la precedió, en 1907, cuando el Knickerbrocker Trust Company, el tercer banco más importante de depósitos de Nueva York, empezó a experimentar dificultades económicas que originaron un pánico financiero en todo el sistema alentando a todos los impositores a retirar sus depósitos. El Estado, en esa oportunidad, dispuso la restricción de pagos y el cierre temporal de algunas entidades bancarias.

Con la intención que la codicia no vuelva más a originar este tipo de problemas, el Congreso Norteamericano aprobó la Federal Reserve Act (Ley de Reserva Federal) el año 1913, concediéndole al Sistema de la Reserva Federal resultante de la ley, la autoridad clave en materia monetaria.

A pesar que gruesos errores del sistema sumieron a los EE. UU. en una aguda, aunque corta, depresión en el periodo 1920-1921; la época dorada se produjo, sin lugar a dudas, el resto de la década de los veinte. A lo largo de estos años el FED actuó como un verdadero volante de regulación, aumentandola tasa de crecimiento monetario cuando la economía daba muestras de flaqueza y reduciéndola cuando empezaba a crecer demasiado de prisa.

Sin embargo, Benjamín Strong, el banquero, primer director del Banco de la Reserva Federal de Nueva York y artífice del auge, murió en 1929. Este hecho originó una lucha por el poder dentro del sistema que, a su vez, debilitó la eficiencia del FED.

La Gran Depresión de 1929

Debilitados los controles, la Depresión comenzó el 24 de octubre de 1929, fecha conocida como Jueves Negro, cuando la Bolsa de Nueva York se derrumbó, tal como afirma Milton Friedman.

A pesar que la actividad económica había alcanzado su punto máximo en agosto de ese año, el desastre del mercado de capitales era inminente debido a un alza especulativa insostenible. Producida la quiebra del mercado, cundió la incertidumbre entre los hombres de negocios y las demás personas.

Las pugnas entre el Banco de la Reserva Federal de Nueva York y el Consejo de la Reserva Federal instalado en Washington se hicieron más evidentes. Aunque este último impuso su disciplina, en vez de aumentar con rapidez la oferta monetaria en un porcentaje superior al corriente para compensar la contracción económica, el FED dejó que la cantidad de dinero disminuyera lentamente a lo largo de 1930.

Cuando el Banco de los Estados Unidos estaba a punto de quebrar, el sistema actuó para salvarlo mediante la concesión de un fondo de garantía a partir de su fusión con otros bancos. El plan falló porque el banco estaba dirigido por sus propietarios judíos y servía principalmente a los intereses de esta comunidad. En el último momento, la Cámara de Compensación de Nueva York se retiró del esfuerzo de salvataje debido al sentimiento antisemita de algunos de sus directores.

El FED, por los motivos expuestos, aquella vez no pudo cumplir la misión para la que había sido creado. Este fracaso originó que el Presidente Hoover escribiera en sus memorias: “Llegué a la conclusión de que (el Consejo de la Reserva) era una caña demasiado débil para que un país se apoyara en ella en tiempos difíciles”. La debilidad e ineficacia a las que se refiere han quedado demostradas, una vez más, en la presente crisis, porque nadie podrá creer que la burbuja ficticia de prosperidad que la antecedió no era de conocimiento público. Demasiados analistas habían advertido que la baja sustancial de la tasa de interés de 6% a 1% era una peligrosa decisión que se convertiría en explosiva al proliferar indiscriminadamente los préstamos hipotecarios sub-prime. El FED no podía desconocerlo, pero no actuó en la forma debida. La codicia de banqueros y especuladores pudo más.

Paralelismo político

Tal como ha sucedido en las recientes elecciones en los EE. UU., en 1932 se enfrentaron el republicano Herbert Hoover, quien intentaba la reelección cargando como pasivo una gran depresión, y el demócrata Franklin Delano Roosevelt, una cara nueva que irradiaba esperanza y optimismo. Ganó este último y con él un “comité de cerebros” creado en la residencia del Gobernador en Albany. Fueron ellos quienes concibieron el New Deal que Roosevelt prometió al pueblo norteamericano cuando aceptó la candidatura demócrata a la presidencia del país.

La elección de Roosevelt significó un gran cambio en la percepción que el público tenía del papel del Estado. Pasaron de creer en la responsabilidad individual, el laissez faire y un Estado limitado y descentralizado a defender la responsabilidad colectiva, la presencia fuerte del Estado como regulador de la economía y una administración centralizada y poderosa.

Este sentimiento cristalizó en la tesis del economista John Maynard Keynes, que ahora cobra nueva vida ante el obligado reentré del Estado para superar la gran crisis financiera que los banqueros y financistas crearon con el silencio cómplice del FED.

Efectos de la crisis

La crisis ha tenido un origen financiero y lo que “exportará” EE. UU. a nuestro país, no será la misma crisis. Nuestro sistema es bastante sólido como para involucrarse en una vorágine de este tipo. A nuestras costas llegarán los efectos que ella genere en ese país y en el resto de países desarrollados, ya que somos una economía dependiente. ¿Cuáles son los que más nos afectarán? Principalmente tres: la recesión, el incremento de las tasas de interés y la incertidumbre de los capitales para invertir.

La primera ya está originando en los EE .UU., Japón y la UE un doble efecto: por un lado, un decrecimiento en el consumo que afecta nuestras exportaciones y por el otro, el aumento de las tasas de desempleo, que en EE. UU. incide principalmente en los inmigrantes. El sistema financiero de nuestro país ya ha alertado acerca de la disminución en 600 millones de dólares de las remesas que los peruanos en el exterior remiten a nuestro país y que anualmente alcanzaban los 3 500 millones.

La tasa de interés en los EE. UU. ha bajado un punto, pero, a pesar de esto, ella se sitúa por encima del 4%, porcentaje bastante alto respecto del 1% que originó la crisis. Esta tasa dificultará los préstamos interbancarios, de los que nuestros bancos también obtienen recursos.

Finalmente, mientras la incertidumbre ronde en el mercado de capitales, lo más probable será que las inversiones disminuyan sus flujos.

Plan Anticrisis

Por lo tanto, ha hecho muy bien el Gobierno en diseñar un Plan Anticrisis cuya fortaleza son los 10 mil millones de soles adicionales al Presupuesto que el presidente García ha puesto como motor de la inversión interna en infraestructura. Lo mismo ha hecho China con cifras mucho más altas. La cumbre APEC recomendó la misma receta: inversión ante la crisis.

Lamentablemente, las críticas a dicho plan han sido pobres, mezquinas e ideologizadas. El ex presidente Toledo, desnudando sus incipientes conocimientos en economía, ha criticado que el presidente García afirmara que estábamos blindados, concepto que no es acertado. ¿No es mejor aplaudir una sana rectificación? Luego, coincidiendo con Humala y Lourdes Flores Nano, ha hecho una serie de advertencias, más populistas que técnicas. Sin embargo, ninguno de los tres dicen nada frente a dos incógnitas que suscita el Plan: por un lado, no tiene horizonte temporal; es decir, no se sabe cuánto durará, y por otro, no se ha precisado cómo un remolón aparato del Estado se volverá lo suficientemente ágil como para que ejecute, en los próximos seis meses, por lo menos el 40% de lo que estipula el Plan. Sobre todo si tenemos que hasta noviembre del 2008 el Ejecutivo solo había alcanzado a gastar el 25% de su Presupuesto y las regiones, una cifra parecida.

¿Recesión?

Finalmente, el fantasma de la recesión ronda todas las economías del planeta. Pero, ¿qué es recesión? Mientras que la Macroeconomía la considera como un periodo de decrecimiento continuo del PBI durante dos o más trimestres consecutivos, otra corriente teórica la caracteriza como un periodo de tiempo mayor a doce meses durante el cual el porcentaje de crecimiento del PBI de una economía es negativo

¿Están pasando por este periodo EE. UU., Japón y la UE? Según el FMI, la economía peruana crecerá el 2009 a una tasa del 5% respecto al PBI, disminuyendo aproximadamente cuatro puntos porcentuales respecto al 2008. Aún así, será la más fuerte, dinámica y solvente de la región. Es por esta razón que, a despecho de caviares y marxistas, agoreros de desgracias del capitalismo y el neoliberalismo; nuestra economía tiene remotas posibilidades de entrar en recesión.