martes, 5 de abril de 2016

A Pesar del Caos. ¡Votemos con Sensatez!

A Pesar del Caos

¡Votemos con Sensatez!

Tal como lo pronosticamos, esta es la peor campaña política de nuestra vida republicana, lo que demuestra que la "clase política" (si es que existe) no ha evolucionado sino involucionado. Y como si fuera poco, ha desnudado aún más sus ansias de poder, por el poder mismo. Y como la objetividad es uno de nuestros principios, diremos los fundamentos del caos que los candidatos han generado:

 

1.- ORFANDAD DE IDEAS.

A pesar que cada uno ha exhibido en mano su presunto Plan de Gobierno, ninguno lo ha expuesto, ni ha motivado su debate, como se hace en cualquier país civilizado. Teniendo como cómplices algunos medios de comunicación, lo que han aparecido en portadas y noticieros son los insultos que unos contra otros se han proferido: lo que demuestra debilidad en los argumentos y poco o nulo respeto por los electores, a quienes se pretende ganar descalificando a los rivales. Ganó la insensatez.

2.- FESTIVAL DE OFERTAS. 

Tan grave es otorgar dádivas, como regalar promesas. Con el agravante que muchas de estas son incumplibles. Deberíamos legislar al respecto, no se puede crear expectativas irreales impunemente. Mencionaremos algunas de ellas.

A.- Acabar con la Corrupción.

Esto es utópico. Ningún país del planeta ha podido librarse de ella, ni siquiera los países escandinavos. El mérito de estos es haberla reducido a su mínima expresión, mientras que en el nuestro es cada día más grande. El poder corrompe, más si es ilimitado. Por lo tanto es una grosera mentira pretender combatirla, si algunos de los representantes de los poderes que debieran controlarlo, están coludidos con él. No tenemos mecanismos de control efectivos, y cuando esto sucede (como dice el Banco Mundial: "Gobernabilidad y Desarrollo") lo que se alienta es la impunidad.

B.- Vamos a Crecer 6-8-10%.

 Tamaña ridiculez es insostenible. Mientras seamos el segundo país más informal de América Latina (después de Bolivia), mientras tengamos una economía mineralizada y "chino – dependiente", mientras no nos aboquemos a ejecutar una verdadera reforma del Estado (tantas veces postergada en un Congreso mediocre), mientras no reforcemos el Estado de Derecho cuyo fundamento es el estricto cumplimiento de la ley y mientras no diversifiquemos nuestra oferta exportable, cualquier ofrecimiento de crecimiento es una vulgar falacia. El crecimiento económico para ser tal, debe ser sano y sostenible. Estas observaciones nos las hizo el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz. ¿Hay un Premio Nobel entre los candidatos?

C.- Vamos a acabar con la Inseguridad Ciudadana.

Como este es el problema que más afecta a la población, todos los candidatos se han ocupado de él, prometiendo de todo. Y para darle cierta credibilidad a sus ofertas, se han rodeado de náufragos en el tema. Ninguno de los cuales ha hecho absolutamente nada efectivo cuando tuvieron la oportunidad de hacerlo. Ninguno de estos sabiondos ha estudiado cómo lo han hecho en otros países. Al respecto queremos remarcar: este no es un problema policial.

No se mide el éxito en la lucha contra la delincuencia invirtiendo más en ella, como cree el despistado presidente Ollanta Humala. Se  mide por el crecimiento o la disminución del índice de delincuencia. ¿Y si más bien hacemos participar a la población en la solución de este problema?

D.- Disminuiremos la Pobreza.

Este es el más cruel de los engaños. La pobreza (definida por el Banco Mundial) es "la incapacidad económica de un ciudadano para  solventar sus necesidades básicas". Sus consecuencias son las que conocemos. Y como determinados  políticos son especialistas en el arte de efectismo, enfocan sus promesas sobre las consecuencias: más programas sociales dependientes y enajenantes, más reparto de pescado, más becas, más desayunos. Que tal crueldad.

¿Por qué no prometen más trabajo digno y bien remunerado? Muy simple, no saben cómo lograrlo. Ninguno se atreve a flexibilizar las leyes laborales, porque esta decisión es antipopular pero necesaria. Para que haya más trabajo se necesita crecer más, y para que esto suceda, es necesario más inversión Y ellos saben que la inversión pública que estará en sus manos es insuficiente por corrupta. Y no están dispuestos a disparar contra sus gallinas que ponen huevos de oro.

E. Vamos a hacer obras, por aquí  y por allá. Festival de facilismo electoral. Prometer la ejecución desordenada de proyectos, es irresponsable. El país no es la hacienda de ningún candidato. Lo que se haga o deje de hacer (momentáneamente) debe obedecer a la observancia de un meditado Plan de Desarrollo Nacional, no a la emoción del momento o querer congraciarse con una población en busca de votos. Esto es cruel. Y además, demuestra un desprecio por los contribuyentes. No pagamos impuestos para que alguien que se cree gamonal, los despilfarre en nombre de su efímera popularidad. Pedir que el Congreso que tenemos legisle al respecto, es pedirle a Drácula que  confeccione una cruz de madera. Basta de hacer campaña ofreciendo hacer con nuestro dinero, obras por puro populismo.

F. Vamos a cambiar la Constitución.

Probablemente esta sea la promesa más ignorante y ridícula. El Perú es el país que más Constituciones ha tenido. Y es que la insensatez (sinónimo de ignorancia) le ha concedido a la Carta Magna características taumatúrgicas (aconsejamos leer bien el significado de esta palabra) que no las tiene ni las debe tener. Una Constitución  es un conjunto de principios generales.

No tiene por objeto solucionar problemas específicos. La actual nos inserta en la Economía Social de Mercado, modelo mundialmente aplicado (excepto en republiquetas comunistas); pero resulta que no sabemos qué es, y como consecuencia lo hemos llevado a la práctica con mil defectos, los que la han desnaturalizado.

Bueno, las Constituciones  no son pétreas. Pueden reformarse, pero por las razones que el Derecho Constitucional aconseja, y no porque alguien quiera que nos parezcamos  a Venezuela.

3.- PARTIDOS EN DECADENCIA.

El caudillismo nos ha devorado. Cada cacique ha inscrito su propio Partido, partidito o partiducho. Veintiún organizaciones quisieron inicialmente apoderarse del poder (para su propio beneficio por supuesto). Y para ello apelaron a todos los mecanismos. Algunos legales, otros (muy pocos) convenientes para el país, la mayoría ridículos, insensatos y populistas. Sin embargo, el principal esfuerzo debió ser el de obtener la confianza  y representatividad de la población. Cualidades sin las cuales no son Partidos Políticos. Según la Estasiología (Rama  de la Sociología creada  por Maurice Duverger)  cada una de estas  organizaciones debe tener una ideología. ¿La tiene Perú Posible, Orden, Democracia Directa, Partido Nacionalista, Frente Amplio, Peruanos por el Kambio, Acción Popular y demás? No. Son cúpulas minúsculas danzando alrededor del dueño del Partido. Estas organizaciones están en decadencia. La población (el 87%) rechaza a los Partidos y a los políticos. ¿A quién entonces elegiremos? ¿A un deslegitimado? Pobre país.

4.- CAMPAÑA INÚTIL.

Lo que debió ser un alturado debate de los problemas que tenemos que afrontar como país después del desastre humalista, se convirtió en confusión y caos. Dejamos de discutir  la necesaria e impostergable reforma del Estado, el proceso de formalización, la defectuosa, dañina e improductiva descentralización, la eliminación paulatina del burocratismo, el mejoramiento efectivo de los niveles educativos y la equitativa distribución de la riqueza. Todo fue reemplazado por el baile, el show de vedettes, los festivales y los regalos. Todo ha sido inútil para el país, aunque no para los políticos en campaña.

Los ambiciosos competidores se equivocan si con lo dicho o hecho, han engatusado  una vez más a la población. No. Ella sabrá pronunciarse en las urnas con la sapiencia que le es característica. Tuvo que votar por Humala el 2011, por la teoría  del mal menor. Ojalá que no tenga que estar acorralada en las mismas disyuntivas. Pero más allá de los resultados, lo que queda cierto es  que el próximo Gobierno tendrá preocupantes niveles de legitimidad. La Gobernabilidad será demasiado difícil. Reconstruir el país en esas condiciones será una tarea titánica. Confío en que dentro de la confusión y el caos, pensemos en los próximos cinco años. Las condiciones internas y externas están complicadas. Que prime la sensatez.

Esa es mi opinión.