martes, 12 de mayo de 2015

Hagamos Política en Serio (II PARTE)

Estado de Derecho 

Elevándonos sobre la politiquería barata (esa que con tanto entusiasmo practican las cúpulas dirigenciares  de las organizaciones  políticas) hemos querido entregar a nuestros lectores, un breve análisis de lo que sucede  en dos temas de trascendental importancia: la Gobernabilidad y el Estado de Derecho. 

l primero lo hicimos a la luz de lo que preconiza el Banco Mundial ("Gobernabilidad y Desarrollo") y concluimos que los índices  de Gobernabilidad  en el país  son muy preocupantes. Y dado que acudimos  a la ciencia política para definirla y establecer  sus características, ha quedado claro que Alejandro Toledo y su obsecuente bancada, no tienen nada que ver con ella, como tampoco el "garante" de este Gobierno, el aún resentido escritor Mario Vargas Llosa. 

Quinquenio Perdido

Y con bajos niveles de Gobernabilidad, es evidente que este será un Quinquenio Perdido. Le hemos hecho conocer a la población  porqué lo hemos perdido y qué perdimos. 

Nadie se ocupa del Estado de Derecho. Este es un concepto muy elevado para quienes  creen que el ejercicio de la política  es sinónimo de enfrentamiento. Concurso de diatribas. No pueden darse cuenta que  la política es pedagogía, no lucha enceguecida por el poder. 

A pesar que algunos politólogos opinan que todo Estado, por ser tal, es de Derecho porque está organizado de acuerdo a una Constitución, creemos que eso no basta. Venezuela y Cuba tienen sus propias Cartas Magnas, sin embargo, nadie puede afirmar que en estos países  impera el Estado de Derecho. 

Dado que este concepto está conformado por dos componentes: Estado (como forma de organización política) y Derecho (como conjunto de normas que rigen el funcionamiento de una sociedad), el Estado de Derecho existe en aquel país en que el poder del Estado se encuentra limitado por el Derecho. 

Primer mandatario

Opuesto al Estado absolutista, el Estado de Derecho supone que el poder surge del pueblo, pues es el único dueño de él, y le otorga parte del mismo al gobernante, quien se convierte en su primer mandatario.

Con el desarrollo del Estado de Derecho, apareció la división de poderes que le es característica. No todas las democracias se pueden preciar de vivir bajo su manto. Pero no se concibe el ejercicio pleno de las libertades del pueblo, sin un verdadero Estado de Derecho.

¿Cuáles son las características del Estado de Derecho? La ciencia política recoge diversas opiniones, pero ninguna deja de reconocer los importantes aportes de Immanuel Kant. Para fines pedagógicos las resumiremos en los siguientes conceptos.

 

PRIMERO 

 

La ley como mandato fundamental. Es decir, la ley debe cumplirse rigurosamente y todos los ciudadanos deben ser iguales ante ella. Un cuerpo legislativo autónomo debe concebirlas y promulgarlas, cumpliendo el requisito básico  que no deban favorecer a un grupo determinado y que deban cumplirse. Lamentablemente en nuestro país, la corrupción generalizada  ha hecho que muchos ciudadanos estén fuera del alcance de ella.

César Álvarez, estuvo por encima de la ley durante muchos años, constituyéndose en un ciudadano privilegiado. El abuso de estos privilegios  acabó con su superioridad. 

Miles de leyes promulgadas  por el Congreso, están archivadas en desuso. Durante años se ha legislado en forma deficiente, pues la mayoría de congresistas no tienen la más mínima preparación para legislar, menos para fiscalizar. Por presión pública, muchas leyes se han tenido que derogar poniendo en duda la seriedad y el estudio profundo que debe proceder  a la dación de las mismas. ¿El caso de Belaunde Lossio es una muestra que todos somos iguales ante la ley?

 

SEGUNDO

 

Efectiva separación de poderes. Probablemente sean Montesquieu, Locke y Rousseau quienes más contribuyeron a  la teoría de la separación de poderes. Esta separación es garante  del Estado de Derecho, cuya esencia es el "Imperio de la Ley" y suele ser sinónimo de sistemas o regímenes  políticos basados en comportamientos democráticos. Se efectiviza a través  de los "ckecks and balances", es decir en su autonomía y control mutuo. 

Es el principio del constitucionalismo contemporáneo, supone una garantía para el propio Estado y para el ciudadano, quien resulta protegido por un marco legal que dificulta los abusos del poder  y posibles actuaciones arbitrarias de instituciones públicas. 

Lamentablemente en nuestro país se ha hecho costumbre  que el Poder Legislativo sea  un apéndice  del Poder Ejecutivo. El gobernante elegido, bajo el pretexto de la Gobernabilidad  (concepto totalmente equivocado) se afana en conseguir a cualquier precio una mayoría en el Congreso, cuya única intención verdadera, es evitar la fiscalización. Ollanta Humala no ha podido sustraerse a esta mala práctica, la que a tenor  de lo dicho anteriormente, es atentatoria contra el Estado de Derecho. 

En nuestro país la separación de poderes  (o "división" como la definiera Montesquieu) es una ficción. El resultado: Alexis Humala sin investigar, Belaunde Lossio protegido por el Gobierno, el caso de los pañales enfriándose, el caso López Meneses en nada, los tarjetazos de Otárola en la impunidad, el enriquecimiento de los amigos de la pareja presidencial en el limbo, la Sra, Nadine Heredia resistiéndose a concurrir a una Comisión Investigadora, ministros y parlamentarios que han contratado con el Estado estando prohibido, cuantiosas licitaciones  con un solo postor, conflicto de intereses, etc. etc. La lista es larga. Todo por tener un débil Estado de Derecho, en el que la separación de poderes, es un término que muchos han escuchado vagamente. 


TERCERO 


Legitimidad del poder. Dado que el único que legitima el poder es el pueblo, según G. Burdeau ("Tratado de Ciencia Política") una voluntad popular, soberana y omnipotente se impone al Estado. Mc Keon añade al respecto: "el poder solo es legítimo cuando procede del pueblo y se basa en su consentimiento". 

¿Es legítimo el actual Gobierno?

¿Se basa en el consentimiento del pueblo? Tenemos muchas dudas que esto esté sucediendo. Sino veamos. Los índices de rechazo a la actual gestión son demasiado altos. Se sitúan al borde del 70%. Casi tres cuartas partes de la ciudadanía cree que este Gobierno es deficiente. Las razones ya las hemos explicado en la primera parte de este análisis. ¿Con índices tan bajos de legitimidad es posible hacer un buen Gobierno? La ciencia política dice que no. 

El 51% de la población apoya la actitud del pueblo de Islay contra el Proyecto Tía María ¿Ahora qué dirá el Gobierno? ¿Qué esos 51% de peruanos son terroristas, millones de borregos llevados de las narices por un grupúsculo ideologizado que se oponen de puro locos a la inversión de la SOUTHERN? 

Pero no solo es Tía María

Hay más de doscientos conflictos sociales medio ambientales por resolver. Y ello no será posible, sin niveles mínimos  de legitimidad. Este es el verdadero problema. El que se ha agravado con la actitud ineficaz  y politiquera  de los parlamentarios  del interior del país, que entienden la representación parlamentaria  con el uso descarado de pasajes y viáticos  para promocionar chocolatadas  en navidad, como lo ha justificado sin ningún rubor  la congresista Marisol Espinoza. O asistir a mítines  proselitistas como los fujimoristas denunciados. Esta es nuestra tragedia, no el "Fenómeno del Niño", ni los huaicos de Chosica. 

Aunque algunos científicos sociales no lo mencionan como otra característica  del Estado de Derecho, vamos a adherirnos  a los que sí lo hacen. Nos referimos a los mecanismos de control de la administración pública. Estos evitan que los recursos del Estado sean mal empleados. Lastimosamente en nuestro país estos no funcionan. 

Fuad Khoury

La Contraloría General de la República justifica su pobre desempeño   (y complicidad política) en magros presupuestos, pero lo cierto (por ejemplo) es que la denuncia sobre  despilfarros en la Casa Militar del Presidente de la República y los gastos suntuarios de la Sra. Nadine Heredia han quedado encarpetados  por su obsecuente actitud ante el poder. Y la razón es simple, el puesto se lo debe Fuad Khoury, al Presidente de la República, y en estas condiciones no es posible esperar una actitud fiscalizadora sino sumisa. 

Vivimos lo que los políticos  llaman un Estado formal de Derecho. Estamos organizados de acuerdo a una Constitución, pero no impera la ley. Sus características sustanciales no se dan, particularmente la separación de poderes. Una confusión conceptual del presidente Humala, lo ha inducido a creer que el Estado es él como dijera el rey Luis XIV de Francia: L'État, c'est moi (El Estado soy yo), pues en los pueblos más alejados dice que él lleva al Estado a ese lugar. 

Estado de Derecho Sustancial

Necesitamos iniciar (después  de más ciento ochenta años de vida republicana) la construcción de un Estado de Derecho Sustancial, es decir la acepción fuerte en que cualquier  poder sea limitado por la ley, esa ley que no admite que la esposa  del presidente Humala, se inmiscuya en tareas de Gobierno. Esto solo corresponde  a regímenes autoritarios. 

Lamentablemente, sobre estos conceptos de Estado nadie se ocupa. Estamos atrapados en el folclorismo político, aquel que se debate en la portada de diarios sensacionalistas  y en el que los actores son solo representantes de sí mismos jugando a ser representantes de Partidos Políticos fantasmales.

Esta ligereza de nuestra clase política solo los impele a luchar por el poder  por el poder mismo. La idea de ir construyendo una República inconclusa (como dijera el lúcido constitucionalista Raúl Chanamé Orbe) les es totalmente ajena. No tenemos ciudadanos (solo electores), carecemos de instituciones sólidas, solo organizaciones formales sin trascendencia; finalmente, con un Estado de Derecho en ciernes. 

Alejado de fundamentos y vericuetos jurídicos, hemos querido hacer Política en Serio, partiendo del principio que ella debe ser pedagogía. Alentamos la esperanza que en un momento de calma (cuando la crispación ceda el paso a la serenidad) los más lúcidos políticos (que los hay) reflexionen sobre la Gobernabilidad y el Estado de Derecho. No debemos llegar al Bicentenario como un proyecto del país, sino como una feliz realidad. 

Esa es mi opinión

lunes, 11 de mayo de 2015

Hagamos Política en Serio

Diversos analistas, particularmente extranjeros, nos han hecho ver en forma reiterada que el país está sumido en la confusión y el desgobierno. Y en vez de discutir cómo superamos esta grave situación, quienes ejercen defectuosamente la política en el país, están enfrascados en invalidarse unos a otros. 

Lamentablemente, el inexperto Presidente que tenemos, se ha sumado a este desconcertado coro de voces. Y a través de sus más fieros voceros, se ha encargado de añadirle crispación al país, denostando contra la oposición. La pareja presidencial cree que todos sus males se los debe a ella, ignorando lo que dijera Maquiavelo: "usualmente es el gobernante el que se debilita con sus propios errores. 

Dos conceptos

Hacer política en serio implica preocuparse de dos conceptos fundamentos: la Gobernabilidad y el Estado de Derecho. No pensar en ellos, origina todos los males.

Dice el Banco Mundial ("Gobernabilidad y Desarrollo") que Gobernabilidad o Buen Gobierno, es el ejercicio eficiente, eficaz y legítimo del poder y la autoridad para el logro de objetivos sociales y económicos. Definición parecida es la que expresa al respecto el Grupo de Trabajo Gobernabilidad surgido en 1996, integrado por las Embajadas de Suecia, Suiza, República Federal de Alemania, Finlandia y la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (USAID), entre otros.

Ambas publicaciones enfatizan en la importancia de la Gobernabilidad para alcanzar el desarrollo de los países. Los que no lo han logrado, han tenido dificultades insalvables para darle sostenibilidad a su crecimiento económico. Y eso es justamente lo que nos está pasando, independientemente a la coyuntura económica mundial. 

Alejandro Toledo

Como se podrá ver, Alejandro Toledo no tiene nada que hacer en la Gobernabilidad del país. Él y su bancada solo sirven para evitarles sobresaltos a la pareja que nos gobierna. Blindaje se le ha denominado a esta insana forma de evitar que el Congreso de la República, cumpla su función fiscalizadora. Por su culpa el equilibro de poderes (checks and balances) es una ficción. 

Dice el Banco Mundial que el concepto de Gobernabilidad está asociado a las siguientes nociones: 

A.- EFICIENCIA, en el sentido de alcanzar los objetivos de gobierno en forma trasparente y sin dispendio de recursos. El problema es que el actual régimen carece de objetivos. El país se encuentra a la deriva y lo que menos practica es la trasparencia. Todo está cubierto con un manto de secretismo. Por eso no es eficiente.

 

B.- EFICACIA, en el sentido de lograr esos objetivos manteniendo la estabilidad y la credibilidad de las instituciones y el sistema político. Reiteramos que este Gobierno carece de objetivos. Humala y Nadine Heredia son unos aventureros (como lo ha afirmado el periodista Agustín Figueroa). Distan años luz, de ser capaces de dirigir con acierto el país. Ellos han boicoteado la credibilidad de las instituciones. No se sabe quién gobierna el país. La institucionalidad ha sido reducida a su mínima expresión, y sin ella, según los economistas Acemoglu y Robinson, el desarrollo se encuentra muy lejano.

 

C.- LEGITIMIDAD, en el sentido de qué, sujetos a ciertos límites establecidos de antemano, la ciudadanía reconoce el derecho de los gobernantes a ejercer el poder y la autoridad y se identifican con las instituciones del Estado y con los objetivos planteados por el gobierno. Es probable que la legitimidad del poder sea una de las peores carencias de este Gobierno. Siendo que el pueblo es el único dueño de él, es también el único que lo legitima. Y como el liderazgo es nulo, no se siente identificado con lo poco y desordenado que hace Ollanta Humala.

 

Síntomas evidentes

Dice el Banco Mundial que la deficiente Gobernabilidad es fácil de reconocer. Algunos de los síntomas más evidentes son: 

PRIMERO

Incapacidad de establecer una clara separación entre lo que es público y lo que es privado, con la consiguiente tendencia a derivar recursos públicos en provecho propio. El mejor ejemplo de este síntoma es el amigo personal de la pareja presidencial: Martín Belaunde Lossio. A quien no se le buscó, se le permitió fugar y se le apoyó desde el Ministerio de Justicia. Los más íntimos amigos de Palacio de Gobierno, han adquirido durante este régimen ingentes propiedades inmobiliarias. 

SEGUNDO

Incapacidad de establecer un marco legal estable y un comportamiento predecible del Gobierno, el cual fomente el desarrollo y sea imparcial al momento de aplicar las leyes y dispositivos. ¿Cómo interpretamos lo de Conga y Pichanaki? Agua sí, oro no. Luego oro sí, agua no. ¿Qué comportamiento predecible es el que autoriza a PLUSPETROL hacer labores de exploración en Pichanaki y ante la presión de un frente de defensa, el Gobierno le da tres días para retirarse? ¿Quién entiende a un Gobierno así, atrayendo las inversiones? 

TERCERO

Inconsistencia de las prioridades anunciadas por el Gobierno con las metas de desarrollo, con la subsecuente ineficiencia en la asignación de recursos. Para dejar de ser paulatinamente un país de economía mineralizada, el economista James Porter nos sugirió lo elementalmente lógico: diversificar nuestra producción y nuestra oferta exportable. El presidente Humala asumió el reto, y prometió incentivar el agro y la industrialización. Asimismo mejorar nuestra competitividad. Todo no pasó de una promesa contenida en un discurso. Los recursos asignados para tales retos, no demuestran coherencia con las promesas. Inconsistencia de prioridades. 

CUARTO

Incremento de las demandas sociales y una insatisfacción evidente. Protestas sociales que mantienen en jaque al Gobierno, quien no tiene las habilidades ni reflejos para enfrentarlos. Se nota con mayor nitidez el uso de la fuerza para controlar los reclamos de la población. Dado el espacio periodístico, este cuarto síntoma no necesita mayor explicación. La realidad se encarga de ello. 

QUINTO

Criterios y procedimientos estrechos o poco trasparentes para la toma de decisiones. El uso político del caso del espionaje (aun no sentenciado) de parte de Chile ha demostrado una vez más las escasas capacidades del Presidente para ejercer con tino, sensatez y capacidad, las atribuciones que le concede el artículo N° 118° de la Carta Magna. Ellas no pueden estar liberadas a los caprichos o pareceres insensatos del gobernante. Para evitarlo, tiene un cuerpo de asesores profesionales que conforman el Consejo de Ministros. Obviarlos es una necedad. 

Piloto automático

A la luz de lo que es la Gobernabilidad y los síntomas que definen su deficiencia, no cabe duda que el país atraviesa por una crisis de buen Gobierno. Estamos navegando en piloto automático. Y es que del arte de gobernar, la presidencia conyugal, solo se ocupa de administrar el poder. Quienes toman las decisiones, son los grupos de poder económico que los han atrapado desde la segunda vuelta electoral.

Sobre esto (que es tan grave) no se discute. El debate es sobre titulares periodísticos. Increíblemente, las necedades del ex ministro Urresti, generan noticia y debate. Y es en ese nivel político (o tal vez peor) que se desarrollará la campaña electoral para las elecciones del 2016. Nada cambiará. Tendremos otra vez que elegir entre el cáncer y el Sida o tal vez entre un ahorcamiento o un tiro en la cabeza. 

Viven aterrados

La crisis de representatividad y credibilidad por las que atraviesan los partidos políticos por su propia causa, los ha inspirado a oponerse al voto voluntario. Temen lo que está cantado: un gran ausentismo como protesta a su ineficiencia. Y viven aterrados pensando en la magra legitimidad que le dará el pueblo al próximo gobernante. 

Pero no. Eso no se discute. Los políticos pretenden hacernos creer que a pesar del avispado ambiente político en que vivimos, la democracia está funcionando pues hay alternancia de poder. Giovanni Sartori dice que el sistema es mucho más que elecciones. Se sustenta en la Gobernabilidad de los países y el Estado de Derecho. Cuando estos conceptos están ausentes, la democracia es pura ficción.

 

Propositivo como siempre, me ocuparé del Estado de Derecho en mi siguiente artículo, con la esperanza entusiasta, que un hálito de sensatez nos inspire a hacer política en serio.

Esa es mi opinión.