viernes, 13 de marzo de 2015

Mitos Sobre El Crecimiento

Tres ideas erróneas han denominado el debate sobre la economía del país y su crecimiento, en la última década:

La utilización política de las cifras de crecimiento económico hasta convertirlas en una obsesión. Los tres últimos gobernantes: Toledo, García y Humala, cimentan su iluso éxito gubernamental en las tasas de crecimiento, enrostrándose unos a otros, haber conseguido las más altas, como si el fin último del Estado fuera el crecimiento económico y no el desarrollo (su etapa ulterior).

1 La utilización política de las cifras de crecimiento económico hasta convertirlas en una obsesión. Los tres últimos gobernantes: Toledo, García y Humala, cimentan su iluso éxito gubernamental en las tasas de crecimiento, enrostrándose unos a otros, haber conseguido las más altas, como si el fin último del Estado fuera el crecimiento económico y no el desarrollo (su etapa ulterior).

2 Creer equivocadamente que las coyunturales tasas de crecimiento del 8% y 9% conseguidas en un pequeñísimo lapso, tenían que ser permanentes sin haber hecho absolutamente nada para darle sostenibilidad. Dice Carlos Aguirre, profesor de ESAN, que "según diversos estudios, nuestro crecimiento potencial estaría entre 5% y 5.5%, y son estas cifras las que deberíamos contemplar a mediano y largo plazo". Resulta entonces una ilusión, querer volver al hipo de crecimiento por encima del 8%.

3 Creer que con una débil institucionalidad también se puede crecer a tasas potenciales del 5%. Error que tiene su origen en la percepción que la institucionalidad y la economía discurren por cuerdas separadas. Apreciación que se alimenta en lo que ha acontecido en el país a partir del año 2000: a pesar de tener hasta hoy, instituciones del Tercer Mundo (como nos lo dijo Francis Fukuyama en el Gobierno de García), nuestro crecimiento tuvo guarismos importantes. Y como así fue en el pasado, ¿Por qué no podríamos seguir creciendo a pesar de esa gran vulnerabilidad? Craso error.

No están preparados

Resulta que la inercia de la subida de la marea, esa que hizo subir todos los barcos, está llegando a su fin. Y aquellas naves que no se prepararon para la bajada, tendrán que asumir los costos de su imprevisión. Lástima que serán los pobres (como siempre) los que más sufrirán las consecuencias. Paradójicamente, ellos no están preparados para usufructuar las bondades del crecimiento, y tampoco para enfrentar los periodos de crisis. Lamentable destino.

Quienes creen que tenemos "derecho" a crecer más del anémico 2.6% del año pasado (2014), ignoran (o adrede pretenden pasar por alto) que el crecimiento económico tiene variables externas, sobre las que no podemos hacer casi nada, y variables internas, sobre las que si podemos influir siempre y cuando tengamos gobernantes sensatos. Y este no es nuestro caso.

Para nadie (excepto para el ministro Castilla) era un secreto que la economía china, de la cual somos dependientes, iba a decrecer (por sentido común), dada la menor demanda mundial por efecto de la crisis económica. El Instituto de Desarrollo de China así lo había difundido hace más de tres años, y con este dato el Premio Nobel de Economía Paul Krugman, había advertido a los países chino-dependientes (como el Perú) que sus tasas de crecimiento se verían seriamente afectadas si no adoptaban medidas contracíclicas, tales como:

A. Diversificar nuestra oferta exportable para dejar de ser paulatinamente un país de economía mineralizada. El presidente Humala en julio del 2013 en su mensaje a la Nación, se propuso impulsar la agricultura (esa que emplea el 40% de la PEA), pero como siempre, solo fue un anuncio. No se ha hecho absolutamente nada al respecto, como sostienen los gremios agrícolas y ganaderos.

B. Invertir mucho más en educación, en el entendido que sin educación no hay crecimiento, menos desarrollo. Si bien se han incrementado los presupuestos de ese sector, el país adolece de visión de largo plazo respecto a ese proceso. No tenemos políticas continuas. Nadie sabe cuáles han sido los logros de la vigésima reforma educativa que ha implementado este gobierno, borrando de un plumazo, la que hizo a un alto costo, el Gobierno aprista. Complejo fundacional le dicen.

C. Someter al Estado a una profunda reforma. Todos los países que han alcanzado el desarrollo en el siglo pasado la han hecho. La nuestra esta encarpetada en el Congreso de la República, porque sus miembros (poco cultivados) no saben cómo hacerla y para disimular su incompetencia, dedican todo su esfuerzo creando Comisiones Investigadoras para cada escándalo que sucede en el país, las que finalmente no llegan a nada. Insensatez completa.

D. Decía Maynard Keynes, que "nadie está dispuesto a producir, lo que nadie está dispuesto a comprar," y como en este proceso la calidad y los precios son decisorios, recomendaba invertir mucho más en investigación y desarrollo (I+D). Nuestro país invierte solo el 0.15% de nuestro PBI, y el sector privado nada. Consecuencia de lo cual tenemos debilidades competitivas, las mismas que ha "superado" el sector empresarial, presionando al gobierno para que este los "ayude" con medidas mercantilistas, las mismas que han salido a luz en los pretendidos "paquetes reactivadores" que remitió el Ejecutivo para su aprobación en el Congreso.

E. En forma separada visitaron el país los prestigiosos economistas Robinson y  Acemoglu, quienes escribieron el bestseller mundial: "Por qué Fracasan Los Países". El primero nos dijo: "la estabilidad macro económica no es suficiente  para sostener un crecimiento a Largo Plazo. Es necesario tener buenas instituciones". Lastimosamente estamos muy lejos de tenerlas más si por impericia, el propio gobierno las viene debilitando. La más importante, la del Ejecutivo ha sido reducida a una írrita      intromisión de la Sra. Nadine Heredia en decisiones de Estado, con la complacencia de ministros sometidos a su "Luz Verde".

Esfuerzos interdependientes

Teniendo en cuenta todo lo dicho, no hace falta enfatizar que economía e institucionalidad son dos esfuerzos interdependientes y concomitantes. No van por cuerdas separadas como los políticos quisieran. En tal sentido, no hay más grave daño a la economía que el clima de confrontación que auspicia el gobierno. Y no resulta sensato afirmar como Mirko Lauer, que es una estrategia del humalismo para enfrentarse a la oposición.

Que la percepción que este Gobierno ha sido un fracaso y una nueva oportunidad perdida, no se enfrentan con frases procaces de un "payaso político" (como describió Rospigliosi a Urresti), ni diciendo "tú fuiste peor".

Está obsesionado

Nos reafirmamos: nada importante (por bueno) sucederá en el país en lo que falta de mandato del presidente Ollanta Humala. Como decíamos al principio, está obsesionado (tanto como sus antecesores) en lograr cifras de crecimiento aceptables a cualquier precio.

Pero como no ha leído a Krugman (es mucho pedir), lo quiere conseguir sin resolver los "cuellos de botella" que identificó su ministro más lúcido pero incomprendido: Piero Ghezzi, estos son: falta de liderazgo, burocratismo, negativo clima de inversiones, inseguridad creciente (a pesar de las payasadas del ministro del interior), corrupción y sobrecostos de producción. En suma, quiere "lonche gratis".

Deber del Estado

Nos hemos sustraído a los escándalos que han acaparado el debate nacional. Creemos que investigarlos y sancionarlos, es deber del Estado (no del Gobierno), pero este esfuerzo no debe paralizar al país, ni sumir en la zozobra al régimen, como viene sucediendo. Se nos está escurriendo entre los dedos, el crecimiento económico del país. El 2014  solo será (según todos los pronósticos) menor al 3% y el 2015, tal vez el 5% (nuestra cifra potencial). Ambos guarismos no le servirán a la pareja que gobierno el país, para hacer una buena campaña el presente año. Merecido se lo tienen.

Lástima que los pobres que creyeron en ellos, pagaran las consecuencias de su insensatez. País de extrañas gentes, le dicen.

Crisis de credibilidad

No comparto la respetable posición de un líder político, que nos invita a tener optimismo ante la crisis. Este estado de ánimo solo es posible cuando en el horizonte se perciben señales positivas. Y este no es el caso. Los partidos políticos, instituciones que definen y sostienen el sistema, se encuentran en crisis de credibilidad y representatividad, a lo que quisiera añadir: crisis de ceguera y sordera, siguen empecinados en convivir con la precariedad. Situación que se niegan a reconocer. Y mientras no lo hagan, no saldrán del hoyo en que se encuentran.

Esa es mi opinión.