miércoles, 10 de julio de 2013

No basta Desear las Inversiones: Hay que Generar el Clima Propicio

Sin inversiones no hay crecimiento económico, tampoco desarrollo. Este es un teorema, y como tal, no necesita demostración. ¿Pero qué son las inversiones? Una respuesta pedagógica nos la da el economista francés Pierre Massé ("La elección de las inversiones") cuando dice que ellas se refieren el empleo de un capital en algún tipo de actividad o negocio, con el objetivo de incrementarlo. Por lo tanto, sin fariseísmos, se invierte para obtener beneficios futuros y distribuidos en el tiempo. Lo cual es completamente razonable.

Dados estos conceptos universalmente aceptados, las cantidades que los agentes inversores estarán dispuestos a arriesgar, dependerá de tres principales variables: rendimiento esperado (rentabilidad), riesgo aceptado (la incertidumbre) el mismo que es menor, cuanto mayor o mejor sea el clima de inversiones y finalmente, el horizonte temporal.

La inyección de estos capitales hace posible el incremento de los bienes y servicios producidos en el país, aumentando nuestro PBI y generando empleo. Esa es una síntesis de su gran importancia.

Pero a pesar de ella, este Gobierno contradictorio se ha empeñado en declarar que incentivará las inversiones, pero en la práctica, está enrareciendo el clima que las atrae, al punto de haber "resfriado a la inversión privada", como dice el analista Eugenio D'Medina Lora ("una inversión resfriada"). Debido a este desfase, es que el Banco Mundial realizó, en Panamá la conferencia denominada "Reformas en el clima de inversiones en América Latina y el Caribe" los días 6 y 7 de Junio.

 

Siete medidas

Habida cuenta del frenazo de estas en el país por culpa del propio Gobierno, este ha querido superarlo adoptando siete medidas, la suma de las cuales resulta un paliativo pasajero a las heridas ocasionadas al clima de inversiones. La primera de las cuales se consumó el mismo 28 de Julio en que asumió el mando de la Nación el presidente Humala, jurando por una Constitución (la del 79) que ya fue derogada a partir de 1993. Declarando luego su admiración por el modelo velasquista y expresando en las exequias del presidente Hugo Chávez, que este era "un ejemplo a seguir". 

Cada país es libre y soberano de escoger el modelo económico que crea conveniente. El nuestro se decidió por la economía social de mercado, y así lo estableció en la Constitución. La misma que define con meridiana claridad qué rol le compete al Estado, dentro de este modelo. Y el Presidente que el pueblo ha elegido, no tiene ninguna atribución para desconocer lo que ha establecido el poder constituyente, solo le toca hacerla respetar (Artículo 118º inciso 1, de la Carta Magna).

Dado que lo que se ha enrarecido es el clima de inversiones, queremos desarrollar contributivamente este concepto. Según Warrick Smith y Mary Hallward - Driemeier, se entiende por clima de inversiones "al conjunto de factores específicos de un país que configuran las oportunidades e incentivos de las empresas para realizar inversiones productivas, crear empleo y ampliar sus operaciones". Clima que está en manos del Gobierno fortalecer con hechos, más qué con palabras, tal como lo han corroborado organismos internacionales como ONUDI, el Banco Mundial y el Foro Económico Mundial. 

Factores del Clima de Inversiones

Diversos analistas han establecido los factores que configuran ese clima. Ellos son: "Estabilidad política y económica, un sistema legal predictible, una alta productividad laboral, bajos índices de corrupción, recursos naturales (actuales y potenciales), mercados internos y externos, y razones estratégicas de inversión". Esas mismas fuentes afirman que los incentivos de inversión y los programas de privatización, son poco relevantes. Vamos a analizar brevemente cada uno de los factores mencionados.

 

Estabilidad Política

Comenzaremos por la estabilidad política y económica. Derivada del latín stabilitas, ésta se refiere a la ausencia de confrontación entre los actores políticos de una Nación. Situación que se refleja en un clima de concordia dentro del disenso que caracteriza toda democracia. Estabilidad política (en ningún caso) es sinónimo de partido único o pensamiento monocorde. Pero tampoco es confrontación. Diferencia que el presidente Humala no ha llegado a comprender. Y esa incomprensión no ha podido evitar sus exabruptos, enrareciendo ese clima que los inversionistas perciben con claridad. Es pues un contrasentido querer atraer inversiones, espantándolas con sus adjetivos contra la oposición o espiándolos para debilitarlos.

 

Estabilidad Económica

La estabilidad económica se obtiene cuando no se registran variaciones de importancia en el modelo, sus principios y las cifras que lo sustentan. En tal sentido sirven de muy poco las declaraciones. Los actos son más importantes.

 

Predictibilidad

Respecto a la predictibilidad del sistema de administración de justicia, debemos reconocer que nuestro Poder Judicial es uno de los más desprestigiados de América Latina. La corrupción, lentitud y los castigos infrecuentes que se le atribuyen, atentan gravemente contra las inversiones. La reforma de este poder del Estado, es una tarea pendiente desde hace muchos años. La misma que se viene postergando irreflexivamente. ¿Qué seguridad jurídica podemos exhibir en estas condiciones? En vez de enfrascarse en adjetivaciones impertinentes, la clase política debiera tener el coraje de someter a todo el sistema de administración de justicia, a una profunda reforma.

 

Total confusión

Por ser un tema legal, es necesario reseñar la improvisación y populismo con que se elaboró, debatió y aprobó la Ley de Consulta Previa. Desatendiendo las recomendaciones de la OIT, este dispositivo se alentó sin antes haber definido cuáles eran los pueblos indígenas y originarios a quiénes debía el Estado consultar, cuáles eran sus territorios; asimismo los mecanismos de consulta y si esta era vinculante. Todo lo cual ha creado una total confusión en el país y una incertidumbre entre los inversores en minería. Y, si a esto, agregamos la lentitud y burocratismo en la aprobación de los EIA, el panorama no es precisamente el más propicio para atraer capitales hacia este sector. Pero también es bueno recordar que los más de siete mil pasivos ambientales aún no resueltos por irresponsabilidad de los explotadores, vienen alimentando la incredulidad y suspicacia de las comunidades.

 

Altos índices de Corrupción

La corrupción es un cáncer social que lastimosamente no ha podido ser enfrentado con eficacia. Definida como el uso del poder en beneficio propio, es esa misma característica la que lo hace todavía intocable. El poder tendría que detenerse a sí mismo. Autocastigarse. Sin embargo, hay países que han tenido un avance significativo en su lucha contra este flagelo. En América Latina el ejemplo es Chile, que ocupa el lugar Nº 21 en el ranking mundial de la corrupción. Es el más trasparente en este lado del planeta. El nuestro comparte el deshonroso lugar Nº 74 junto con China. La clase política y la sociedad civil se comprometieron en el foro del Acuerdo Nacional, enarbolar la bandera de la trasparencia (enemigo más eficaz contra la corrupción) sin embargo los avances han sido magros por falta de voluntad política. ¿Cómo ser imán de inversiones con estos niveles? Se dice que el sobrecosto de la coima en el Perú es demasiado alto.

 

Economía mineralizada

El país es rico en recursos naturales (actuales y potenciales). Y estos recursos son de diverso tipo, no solo minerales. Sin embargo las inversiones extranjeras se orientan hacia estos últimos, exportándolos como tales, al punto de habernos convertido en un país de "economía mineralizada", pues la mayor cantidad de divisas las obtenemos de este sector. Francis Fukuyama nos recomendó diversificar nuestra producción exportable. Esfuerzo que aún no hemos emprendido en serio. En suma, independientemente a la habilidad y el tacto de los gobernantes, muestras riquezas están allí, despertando codicias y alentando inversiones. Pero explotarlas requiere mucho más que ganancias. Se hace necesario brindar un clima de inversiones que atraigan los capitales.

 

Los mercados están repartidos en el mundo. Depende de la habilidad y visión de los gobiernos, penetrar en ellos. En el caso de los minerales no es tan complicado. Los productores se venden a si mismos. Subsidiarias de las grandes corporaciones explotadoras de muestras riquezas, compran lo que producimos, determinando ellos los precios. Sin embargo las inversiones en el sector terciario, han tenido mayor suerte. Al crecer la capacidad de consumo, se ha incrementado la demanda interna. Razón por la cual, empresas chilenas como Ripley, Sodimac, Cencosud y Primax (de capital asociado) han visto incrementadas sus ganancias. En suma, por el momento, tenemos una aún estable demanda internacional y un mercado interno en crecimiento. Activos que alientan la inversión.

 

Costo-beneficio

Pero resulta que el más remolón inversor es el Estado y además ineficiente. Colombia ha dado pasos importantes en el diseño de "paquetes de inversión" de tercera generación. En los cuales el tema de costo-beneficio, es casi decisivo. Pero además, han hecho de la planificación una herramienta de desarrollo. Ellos saben qué esperan conseguir en provecho del país cuando ejecutan una obra. A diferencia nuestra, que lo único que saben los políticos, es que rédito personal conseguirán con un emprendimiento.

 

Decía al principio que no es suficiente tener la intención de atraer inversiones, si este deseo no va acompañado de decisiones que configuren un clima propicio, cuyas características hemos analizado.

   

Pero, para conseguirlo, se necesita un gobernante que actúe como estadista, empinándose sobre las pequeñeces que suele engendrar la ambición de poder o la sensualidad de sus privilegios. A nada bueno conduce atentar contra el Estado de Derecho vulnerando el imperio de la ley. La Sra. Heredia está impedida legalmente de candidatear el 2016. La incertidumbre respecto a la "reelección conyugal", está distorsionando todos los esfuerzos del Gobierno por ser exitoso.

 

Tener un gabinete que actúa como equipo de campaña, le resta totalmente la eficiencia en provecho del país y lo distrae de temas importantes como el clima de inversiones. Pretender eliminar adversarios con diatribas ensombrece el debate político y atenta contra la estabilidad. Condición sin la cual se espantan los capitales, no se les atrae, señor presidente.