lunes, 15 de octubre de 2012

¿Qué es lo que Verdaderamente Quiere Negar el Negacionismo?

El proyecto de ley que incorpora el artículo 316-A (Negacionismo de los Delitos de Terrorismo) al Código Penal remitido al Congreso para su aprobación, ha suscitado (como siempre) un debate epidérmico entre un Gobierno que "se sigue moviendo con improvisación, impericia y miedo" como lo afirma Augusto Álvarez Rodrich, con toda razón, y una clase política que adolece de los mismos defectos (o tal vez peores).

Ambos bandos (el gobierno actual y todos los anteriores, incluyendo a los políticos de todas las épocas) son los responsables de haber creado las condiciones políticas, económicas y sociales para que una banda de marxistas desquiciados haya estimulado a cientos de jóvenes confusos a empuñar ilegalmente las armas y, en base al terror,  pretender "cambiar las estructuras del Estado" para imponer la dictadura del proletariado.

Muy poco o casi nada

Esta es la realidad que se incubó antes de 1980 y que tuvo una secuela trágica hasta 1995 fecha en la que esas pretensiones fueron derrotadas militarmente por las Fuerzas Armadas. Derrota que no han podido superar los marxistas de todos los pelajes (incluidos los caviares), no habiendo encontrado otro camino para superar su frustración, que desatar sus odios contra los vencedores.

Pero esos gobiernos y esos políticos no han podido (o no han querido) aprender la lección.

De Belaunde, que calificó de abigeos a estos genocidas, pasamos por García exaltando la mística de los terroristas; luego por Paniagua que creó la Comisión de la Verdad, a la que Alejandro Toledo le añadió la tarea de reconciliación; hasta llegar a Humala que pretende, por decreto, enfrentar la prédica senderista sin percatarse, que las condiciones, que fueron el campo propicio para que tuvieran eco, han cambiado muy poco o casi nada. 

Voceros del Gobierno y políticos de diversas tiendas, se han pronunciado sobre la Ley de Negacionismo. Unos a favor y la mayoría en contra. Pero ambos bandos no se han atrevido a negar lo que sí es innegable: que el país llegó a desangrarse por culpa de todos ellos, por impericia, improvisación, corrupción y miedo. Verdad histórica (que sin ley) nos vienen escamoteando los que quisieran que la echemos al olvido.

Esclareciendo ciertos sofismas

Pasando por alto esta verdad nos hemos empeñado en debatir la que se ha enviado al Congreso. Para emitir una opinión objetiva sobre la misma, creemos que deben esclarecerse ciertos sofismas y falacias que están tergiversando la verdad.

1ero:  los marxistas enquistados en las ONG's que se han atribuido la exclusiva defensa de los derechos humanos satanizan el proyecto, porque solo se refiere al Negacionismo de los actos terroristas de sendero luminoso. Ellos quisieran que el proyecto también incluyera al terrorismo de Estado el que supuestamente practicó Fujimori.

Para su decepción, trascribimos la Resolución 51/210 del 16 de Enero de 1997, adoptada en la 88 Asamblea Plenaria, en el punto 1.2 de la Asamblea General de las Naciones Unidas: "…terrorismo son los actos criminales encaminados y calculados para provocar un estado de terror en el público general, un grupo de personas o personas particulares para propósitos políticos…" 

Dado que el Estado tiene la obligación constitucional de velar por la seguridad de las personas de la Nación, su respuesta legal y legítima apelando al uso de la fuerza no tuvo ningún propósito político, sino preservar la vida de las personas, la paz y su propia supervivencia.

Por lo tanto no cometió terrorismo. Pretender equipararlo a Sendero Luminoso es un despropósito. Pero sin embargo, este es el sueño retorcido de todos los marxistas.

2do: Resulta desproporcionado el temor sobre la amenaza a la "libertad de expresión", derecho humano positivado en la constitución. El tribunal constitucional en su sentencia Nº 0010-2002-pi (fundamento jurídico Nº 83) dice, respecto a las libertades de expresión e información, lo siguiente:

"Las referidas libertades no son absolutas, sino que, por autorización del propio texto constitucional, pueden ser limitadas por ley ("bajo las responsabilidades de ley"). La limitación de estos derechos constitucionales solo se justifica si existen otros valores de igual rango que deben ser protegidos".

Entonces la libertad de expresión no es absoluta, tiene límites. Por otro lado, en el presente caso sí existen otros valores, como los que ya hemos mencionado, que justifican plenamente cualquier limitación. Rasgarse las vestiduras para tener la "libertad" de calificar a Rosario Ponce de: ¡asesina!, o tratar morbosamente el cercenamiento de un pene no es el mejor argumento para hacer un ejercicio irrestricto de ella.

3ero:  Hay quienes afirman que una ley de esta naturaleza, en manos de un Poder Judicial impredictible, timorato, poco o nada independiente del poder político y con evidentes signos de corrupción, sería como poner una granada en manos de un niño. No les falta razón. Sin embargo habría que recordarle a toda la clase política, que la Reforma del Estado es una tarea pendiente que ellos mismos la han encarpetado irreflexivamente en el Congreso. Y mientras se siga empolvando todo el aparato del Estado seguirá teniendo los mismos defectos que se le atribuyen al Poder Judicial.

Estos son los tres argumentos principales de los que se han servido los que están a favor y en contra de este proyecto. Es bueno recordarle a la prensa que las libertades de expresión e información, no son libertades absolutas no solo porque así lo prescribe la Constitución, sino porque al haberse ejercido haciendo abuso de ella (con excepciones) la han enervado al punto que debieran aceptar con altura sus limitaciones para proteger otros derechos (como el de la vida).

No han tenido el coraje

Que quede claro que en el país no hubo terrorismo de Estado, a tenor de la Resolución 51/210 de la ONU, y hacen mal quienes pretenden colocar al Estado y Sendero en el mismo nivel, obedeciendo a sus pasiones.

Cometen un error los gobernantes, y la clase política, en invalidar la capacidad del Poder Judicial en su tarea de administrar justicia. Tanto porque se ha llegado a esta situación por culpa de quienes han vulnerado su autonomía (para evitar caer en sus manos) como porque no han tenido el coraje y la capacidad de reformarlo.

Entre ollas y sartenes

En suma, ha sido, hasta hoy, un duelo entre ollas y sartenes para ver quien está mas tiznada. Pero también un esfuerzo confuso y desesperado del gobierno por enfrentar el rebrote senderista, apelando a una ley. Rebrote que como tumor maligno se ha venido gestando hace varios años ante la mirada impasible de Paniagua, Toledo y García.

Pero veamos. ¿En qué forma está rebrotando Sendero?: Mediante su desquiciada prédica ideológica, porque los que están en el VRAEM son vulgares narcotraficantes. ¿Y cómo pretende enfrentar el Gobierno esa prédica?  Mediante una ley que castigue a quienes nieguen el terrorismo subversivo. ¿No es acaso que las ideas (aunque sean estúpidas) deben combatirse con ideas mejores y no con la cárcel?

"Fachadas electoreras"

Y aquí viene nuestra principal carencia. No existen partidos políticos en el país (lo que hay son "fachadas electoreras") y como tal, estamos huérfanos de ideas. ¿La más genial de Humala servirá en esta dialéctica? ¿Qué ideología tenemos en el activo político del país, para luchar efectivamente contra estos desquiciados? Ninguna, o si las hay nadie las conoce.

Lamentablemente este debate ha sido distorsionado. Los izquierdistas de todos los pelajes invalidan el proyecto porque no incluye el "terrorismo de Estado". La prensa, porque ve amenazada su "irrestricta" libertad de abusar de ella, y ambos no le confieren al Poder Judicial la capacidad de aplicar esta ley correctamente, sino en función de intereses políticos.

Proyecto negacionista

Sin embargo, como dijimos al inicio, nadie se pregunta si las condiciones económicas, políticas y sociales que fueron el escenario propicio para Sendero han sido superadas. A todas luces parece que no, el escenario sigue siendo casi el mismo por culpa de la clase política que ha dirigido los destinos del país. Por lo que resulta paradójico que esta debata un proyecto negacionista, sin advertir si ese campo fértil, en que se diseminaron las semillas del mal, ha cambiado.

Los jóvenes cerrarán sus mentes a las "ideas" senderistas no porque se lo imponga una ley, sino porque las alternativas racionales son mejores. Pero resulta que ellas no existen, porque quienes debieran concebirlas y difundirlas están interesados solo en la conquista del poder, para usufructuar de él. 

Ineficiente, caduco y corrupto

¿Acaso la pobreza no sigue siendo el escenario trágico en que están inmersos más de ocho millones  de peruanos? ¿Acaso la corrupción no se ha incrementado? ¿Acaso el uso sensual del poder no ha sido el denominador común de todos los gobiernos? ¿Acaso la justicia no dejó de ser hace tiempo igual para todos? ¿Acaso el Poder Legislativo no sigue siendo una cofradía, que apaña o es magnánima con los impresentables que dañan su imagen? Ninguno de estos defectos que han estado presentes en toda nuestra historia, han podido ser superados. Tenemos un sistema ineficiente, caduco y corrupto. Siendo esto así ¿Con qué antecedente de Estado podemos enfrentar a Sendero?

¿Lo que pasó… pasó?

Felizmente, independientemente a estas graves carencias políticas, la sensatez y la razón individual se están enfrentando a la barbarie. Nos hemos negado a saltar hacia el abismo. Lo que pasó en Camboya, país en el que el Kmer Rouge (símil de Sendero) asesinó a más de un millón y medio de camboyanos, nos detiene ante la prédica genocida de Sendero. Solamente un desquiciado aceptaría vivir esclavo de la dictadura del proletariado. Gracias a estos infiernos que el senderismo nos promete, es que hemos optado tercamente por la democracia.

Todos los gobiernos han sido deficientes en mayor o menor medida. Pero siguen siendo el mal menor. Hemos preferido a Paniagua, Toledo, García y Humala, que a un orate como Guzmán (a) "camarada Gonzalo". Y para esa elección nadie nos ha obligado. Nuestra razón ha sido suficiente.

Presencia fantasmal

Pero ha llegado la hora de enfrentar ideología con ideología, y para ello necesitamos tenerla urgentemente; y esta es la tarea que deben asumir los partidos políticos que hoy solo tienen presencia fantasmal.

Es deber de los padres no soplarle la pluma a lo que debiera ser también un debate familiar. Esta no es tarea exclusiva, ni excluyente de las escuelas y la sociedad.

En resumen

En vez de líos entre ollas y sartenes, sugerimos un debate alturado entre la clase política; comenzando por un mea culpa por haber creado las condiciones para que la prédica senderista haya tenido eco. Esta es la negación que no se debe negar. Y luego, en forma constructiva, hacer germinar ideas políticas. Y una vez que tengamos estas herramientas volver a discutir este proyecto. Mientras tanto: ¡fuera los terroristas del aparato del Estado!; no pueden vivir a costa de la organización a la que quisieron desaparecer.

Jamás concederle a ninguna organización antidemocrática la posibilidad de ser partido político; y finalmente, no otorgarle beneficios penitenciarios a ningún terrorista, y que estos antes de salir de la cárcel paguen el total de las reparaciones que deben a todos los peruanos.

Así estaremos convencidos de que la ley se cumple. Y que nuestros esfuerzos se orienten en tres frentes: el militar, el judicial y el ideológico. Solo así le cerraremos el paso a la barbarie. Esa es nuestra opinión.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Muertes en el VRAEM: Indiferencia e Ineficiencia

El día miércoles 15 de agosto, en horas de la noche, sucedió un hecho grave en el país. Dos patrullas del Ejército de la Base Contraterrorista de Mazángaro, en San Martin de Pangoa, fueron emboscadas, dando como resultado la muerte de cinco efectivos y un número parecido de heridos.

La gravedad de esta cobarde masacre no solo está en el hecho de la pérdida lamentable de valerosos soldados, sino en dos actitudes que merecen nuestra más enérgica condena: indiferencia e ineficiencia.

Cuando se produjeron las primeras bajas en el VRAE durante este Gobierno, un cariacontecido presidente Humala y su "asesora" Nadine Heredia encabezaron un nutrido grupo de autoridades civiles y militares, que fueron a la Base Aérea del Callao a recibir los féretros y expresar su pesar y condolencia a los deudos.

Indiferencia presidencial

En esta oportunidad la indiferencia presidencial ha sido evidente. Hemos visto con estupor, velatorios escondidos y entrega clandestina de féretros. Está claro que el presidente Humala, está pensando solamente en las encuestas y sabe que este tipo de acontecimientos afecta su popularidad, razón por la cual ha querido mantenerse distante de esta tragedia.

Actitud que difiere totalmente de la que adoptó con los trabajadores de Camisea (que no fueron "rescatados") a los que "secuestró" por veinticuatro horas y los uniformó para tomarse una foto con ellos. Puro populismo.

¿Cómo entender la indiferencia de un soldado-Presidente ante la muerte de sus camaradas de armas? ¿Tienen más valor las encuestas de popularidad que el  cumplimiento de su deber como Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas? ¿Qué brillo puede tener el bastón de mando que luce en ceremonias oficiales, si ambos no estuvieron presentes para rendir honores a los caídos? ¿En qué oscuro lugar quedó enterrada la lealtad? ¿"Es tan difícil ser derecho"?

Entendiendo las razones

Pero el mal ejemplo se ha extendido. Tampoco estuvieron presentes el rabioso (para otras cosas) Ministro de Defensa; ni los altos mandos militares, empezando por el presidente del Comando Conjunto, organismo responsable de conducir las operaciones en el VRAE.

Ya vamos entendiendo las razones por las cuales, esos mismos mandos, abandonaron a su suerte a tres valerosos policías que acudieron a rescatar los tripulantes de un helicóptero abatido.

Sin embargo, debemos también hacer notar: la imperceptible cobertura que dieron los medios de comunicación a este hecho tan grave. Con excepción del diario "La República", los demás le dedicaron un pequeño recuadro ¿Es tan rutinaria esta notica? ¿Ya no nos conmueven estas muertes o dejaron de ser importantes? El caso lamentable del estudiante Ciro Castillo acaparó las portadas de todos los diarios durante meses.

Reconocemos públicamente, que nos causó un inmenso dolor la fotografía de la página tres del diario "La República", en la que cuatro soldados, compañeros de armas, velan en una humilde capilla ardiente al sargento Junior Ñaupa. Pero creemos que así fue mejor. Acompañado de los que de verdad lo sienten, no de los que con cálculo político, se aparecen solo para medrar de su dolor.

Un vez más, ineficiencia

Pero esta tragedia, también ha demostrado una vez más: ineficiencia. Tenemos un Presidente, un Ministro y un Presidente del Comando Conjunto, que están distantes de entender el problema del VRAEM.  

Coincidiendo con diversos analistas, como Jaime Antezana, venimos sosteniendo que el enemigo en esa región no es el terrorismo sino el narcotráfico. Tampoco son (como equivocadamente se asegura) "narcoterroristas".

El mismo Almirante Cueto (quien no tiene ninguna experiencia en este asunto) afirma que "la población de la zona sobrevive de la economía del narcotráfico". Apelemos al Código Penal. En él se puede leer claramente que quienes apoyan la producción y comercialización de la droga, están incursos en el delito de narcotráfico. ¿Queda alguna duda que los delincuentes "terroristas" (?) son los que permiten este ilícito negocio e incluso tienen sus propias pozas de maceración?

Una guerra equivocada

El Ejército y la Policía (sin unidad de comando efectiva) vienen luchando contra estos delincuentes desde hace diez años. Con efectivos inmensamente superiores respecto a los supuestos "terroristas" a los que un General Presidente del CCFFAA, cuantificó entre 200 y 300 desquiciados. Las Fuerzas del Orden tienen armas, municiones, y medios de comunicación sofisticados.

¿Por qué no pueden obtener la victoria? ¿Por qué han tenido hasta hoy más bajas que el "enemigo"?. La respuesta es simple: están conduciendo una guerra equivocada. Y mientras esto no se corrija, como dicen los analistas, el país seguirá lamentando tragedias como la de Mazángaro.

El narcotráfico es una actividad ilegal que ni siquiera los EEUU (con todo su poderío bélico) han podido derrotar, Y es que ningún vicio humano ha podido desaparecer, lo que queda es aprender a convivir con él, disminuyendo los efectos nocivos que ocasiona. Esta es la verdad. No nos hagamos ilusiones.

Si la demanda de cocaína en el mundo se está incrementando y extendiendo, ¿Qué razón de mercado habría para que disminuya su oferta? Sin embargo, esta no es una guerra perdida.

A pesar que las áreas de cultivo de coca se han incrementado y producimos 320 toneladas de droga al año, podemos hacer mucho para combatir los efectos colaterales de corrupción, producción y lavado de activos; lo que sucede es que hasta hoy no hemos dado los pasos correctos o tal vez no los hemos querido dar.

Control de rutas de acceso

No habría interés en producir hojas de coca, si no existiera la posibilidad de que estas se conviertan en droga. Y esto solo es posible con el empleo de precursores. ¿Por qué hasta hoy no hemos podido controlar, aunque sea solo uno de ellos: el permanganato de potasio, que se importa del extranjero? ¿Qué extraña razón nos ha hecho insuficientes, en este esfuerzo? Cae de maduro que este debe ser el primer esfuerzo del Estado. Sugerimos controlar las rutas de acceso al VRAEM con el Ejército, porque la Policía solo incauta el 5% (¡increíble!) de los insumos que se trafica.

¿Por qué no hay ningún detenido de alto vuelo por lavado de activos? ¿Es sensato admitir que la policía no sepa quienes son los grandes dueños de las 320 toneladas de droga que producimos al año? ¿Por qué solo se incauta el 6% aproximadamente? Corrupción.

 

Ausencia del Estado

Se dice que el VRAEM se ha convertido en la zona de mayor producción de droga debido a la ausencia del Estado. Craso error. Los narcotraficantes están allí, porque esta es una zona apta para el cultivo de hojas de coca. Y ese cultivo (está probado) no tiene alternativos. Nada cuesta más que la coca. Ningún otro cultivo se convierte en droga. Así se construyan muchas obras más, los narcotraficantes seguirán produciendo droga hasta, que, por efecto de un control más efectivo se muden a otro sitio, como ha sucedido en el Huallaga.

En resumen, esta tragedia que ha enlutado a la familia militar, le ha sido indiferente al comandante Humala por razones políticas. Ha hecho prevalecer sus intereses antes que sus emociones. Ya están advertidos todos los soldados. Pero también se ha puesto en evidencia, que la estrategia que se viene aplicando en la zona desde el inicio de las operaciones es equivocada; lo lamentable es que sigue siendo la misma. Lástima que en el holocausto de los errores estén poniendo su solitaria cuota de sacrificio los valerosos soldados, a los que se les paga con indiferencia y sueldos indecorosos.

Finalmente, nada podemos esperar de los organismos que dicen defender los derechos humanos. Ellos han hecho de la felonía su forma de vida y su medio de sustento. Y sus retorcidas convicciones ideológicas les han negado la posibilidad de expresar: aunque sea un pésame a los deudos de estos héroes de la patria. ¡Honor a los Caídos! ¡Viva el Ejército Peruano!

¿Conga Va o no Va? - ¿Debemos Dialogar o Negociar?

La mayoría de autoridades del país (en sus diversas jerarquías), y un gran sector de la prensa, vienen reclamando un diálogo entre el gobierno nacional y el regional de Cajamarca, el mismo que es presidido por Gregorio Santos; fórmula con la cual (según sus auspiciadores) se llegará a un acuerdo entre las dos intransigentes posiciones respecto a la ejecución del proyecto minero Conga. El Presidente Humala dice ahora: Conga va, siendo que en la campaña electoral dijo en Bambamarca lo contrario. En cambio, un coherente Gregorio Santos encontró hábilmente la forma de subirse a la ola de protestas del pueblo cajamarquino, para decir Conga no va. Protestas que existieron mucho antes que él fuera elegido presidente regional, y fue, precisamente, su discurso antiminero que lo llevó a ser elegido como tal.
Sentimiento de rechazo
Se equivoca entonces el Gobierno, cuando atribuye a este dirigente la responsabilidad de haber despertado este sentimiento de rechazo cajamarquino. Equivocación que lo induce a insultar a esa población, atribuyéndole la calidad de "borregos" que se dejan llevar de las narices por los dirigentes; y como tal está orientando su estrategia para desacreditarlos o "anularlos" como lo hizo torpemente al apresar al ex-cura Arana, para después tener que liberarlo, confirmando la poca o nula independencia del Poder Judicial.
En el país hay más de 250 conflictos sociales, de los cuales el 70% son medio ambientales, es decir, referidos a la explotación dañina de nuestros recursos naturales por las empresas mineras y petroleras. Y que se sepa, ni Santos ni Arana ni Saavedra, tienen que ver con ellos, Si así fuera, estaríamos ante mesiánicos líderes de alcance nacional, calidad que ni remotamente tienen, y que, por cierto, ellos desearían tener.
La CONFIEP, y sus gonfaloneros a paga, han tratado hasta hoy (con mediano éxito) de desviar nuestra mirada respecto a la historia negra de sus actividades nocivas y la impunidad de la que han gozado, a pesar del evidente daño contra el medio ambiente, y haber condenado a una muerte lenta a pobladores como los de La Oroya; la que está entre las diez ciudades más contaminadas del planeta.

Cómplice por corrupción
Existen más de siete mil pasivos ambientales que jamás se remediarán, porque ninguna de las mineras que los ocasionaron han asumido su responsabilidad. Además, casi la totalidad de ellas, ya no operan en el país. Ya se enriquecieron, y ya se fueron. Nada de lo cual habría sucedido, sin un Estado cómplice por corrupción.
¿No es lógico entonces pensar que independientemente a los Santos, Aranas y Saavedras, en la población haya fecundado un rechazo ancestral respecto a estos daños que ninguna minera quiere remediar, ni el Estado se ha preocupado por evitar?
Ante la poca o nula sensibilidad social de estas empresas extractivas, y el creciente descontento de la población, se les está exigiendo, últimamente, Estudios de Impacto Ambiental más severos. Y ahora sí, pareciera que explotarán nuestros recursos con responsabilidad.

Daño colateral
Sin embargo, la realidad sigue demostrando lo contrario. Una Comisión del Congreso viajó hace poco al Río Corrientes y comprobó, en el sitio, los derrames de petróleo que desde hace años siguen matando todo vestigio de vida en las zonas afectadas. Al respecto, la CONFIEP (obviamente) no ha dicho nada. Y todos aquellos que glorifican la minería, colocándola como panacea de nuestros apremios económicos, tampoco se han pronunciado. Probablemente, para ellos, la vida de unas cuantas etnias es el mal menor; el daño colateral que hay que pagar para que no decrezca nuestro crecimiento económico, el mismo que en un 70% se debe a la exportación primaria de nuestros minerales.
Ante la intransigencia de unos "dirigentes radicales ideologizados" (miopía increíble), se ha venido alentando el diálogo como solución efectiva. Craso error. Demostrando el grado de impreparación del Gobierno: se insiste en un procedimiento equivocado.
El diálogo  del griego: "a través de la palabra", es la modalidad en la que se comunican dos o más personas. Y qué duda cabe, que las partes se han comunicado permanentemente, aunque no de forma presencial.
El diálogo, en ningún caso tiene como finalidad llegar a un acuerdo (que es lo que se necesita), sino expresar el punto de vista de las partes. El presidente Humala y su asesora principal Nadine Heredia, no tienen la facultad para cambiar el conocimiento universal; ni están capacitados para ello.

Intereses nacionales
¿Qué debemos hacer entonces?: Negociar. La negociación es un proceso por el cual las partes interesadas resuelven conflictos, procurando obtener resultados que sirvan a sus intereses. Y no tenemos ninguna duda, que los intereses nacionales están en juego. Y, cuando decimos intereses nacionales, no nos estamos refiriendo a los intereses de las compañías mineras (las que han originado este grave problema), sino a los intereses de toda la población.
Pero para negociar se necesita hábiles negociadores (de los que adolece el Gobierno) y de una serena apreciación de la situación; la misma que solo debe estar en manos de asesores inteligentes y no de sobones como viene sucediendo.
Para que haya negociación se necesita: Primero: que existan dos posiciones sobre un mismo asunto. Si fueran coincidentes, no harían falta negociaciones. Segundo: que las dos partes quieran llegar a un acuerdo, si una de ellas no desea hacerlo, no se va a sentar a negociar; y Tercero: se necesita que las partes se comuniquen, intercambiando propuestas y concesiones.
Quien negocia en forma adecuada, con capacidad, con conocimiento, con habilidad, suele generar resultados que lo benefician, de la misma forma en que cometer errores en la negociación lo aleja de sus objetivos.
La primera habilidad del negociador, es generar la fluidez de las comunicaciones y la segunda, motivar a la otra parte, a querer llegar a un acuerdo. Nada aleja más la posibilidad de llegar a un acuerdo, que el esfuerzo en contrario que permanentemente viene realizando el gobierno descalificando a los dirigentes con los que precisamente debe negociar.

¿Cómo negociar acertadamente?
Como vemos, negociar es un proceso mucho más complejo que dialogar. Y solo mediante la negociación se puede llegar a resolver conflictos. El diálogo no es útil para este fin.
¿Pero cómo hacemos para negociar con éxito, si los argumentos de Santos se los dio Humala para ganar votos? ¿Cómo negociar acertadamente, si las condiciones para hacerlo son torpemente concebidas por el Presidente con la aquiescencia de Ministros que solo brillan por su obsecuencia?
Creemos que ha llegado el momento de dar el primer paso para sentar las bases correctas de este proceso. Reiteramos lo que dijimos hace tiempo en solitario y que ahora es un pedido de muchos: que el presidente Humala se dirija en un mensaje a la Nación y reconozca que fue desacertada su campaña de la primera vuelta; y las razones por las cuales, ha tenido que reorientar sus apreciaciones.
La única forma de restituir la confianza es reconociendo el pecado. Y lo que ha perdido Humala es la confianza del país. Sin ella, subsistirá la duda respecto a qué Humala es el que nos gobierna. Y mientras ello suceda, para los cajamarquinos: Conga no va; independientemente de que "eliminen" a Arana, Santos o Saavedra con la excusa de hacer prevalecer el "principio  de autoridad".
Imponerla utilizando  la fuerza, es el último recurso al que un líder debe apelar. Y cuando así lo decide, es que perdió legitimidad (principio de la gobernabilidad), y sin legitimidad, Conga no va. Pero no irá porque no sea conveniente, sino porque la población no tiene la certeza de sus beneficios, al haber perdido la confianza en su Presidente. Es hora de recuperarla.

Otro sí: Negociar no es sinónimo de debilidad. Es la oportunidad que
necesita la legitimidad, para imponerse sobre la sinrazón, sobre el fanatismo.