martes, 17 de marzo de 2009

Crecimiento Económico: ¿Conservando el Planeta?

Hombre y naturaleza

Alvin Toffler dividió la civilización en solo tres partes. Una fase agrícola de primera ola, una industrial de segunda y una tercera, la actual, dominada por la cibernética y los avances de la comunicación.

Ninguna de ellas hubiera sido posible, si el hombre no hubiera recurrido a la naturaleza para comer, vestirse, trasportarse y comerciar. Incluso su ocio y su afán por lo suntuario, se lo debe a ella.

Al principio, pocos hombres y rudimentarios métodos, arañaron con las justas, valles ubérrimos y montañas. No habiendo grandes urbes, las fuentes y cursos de agua no fueron contaminados.

La suicida agresión a la naturaleza, se fue dando con el tiempo. Cuando tuvieron que cultivar más y lo hicieron en forma irracional. Cuando se dedicaron a pescar en mayor volumen y en forma desmesurada, hasta extinguir especies. Cuando inventaron manos poderosas para hurgar más profundamente en las entrañas de la tierra y cuando convirtieron en vertederos de basura los extramuros de ciudades e hicieron de mares, ríos y lagunas, grandes colectores de deshechos.

Probablemente, sin darse cuenta o atrapado en su propia codicia, el hombre viene destruyendo el único hogar que tiene. Pues como consecuencia de su irreflexiva actividad extractiva, se están emitiendo seis gases contaminantes, siendo el CO2, el más nocivo y de mayor volumen.

Entendiendo que muchos de los recursos si se agotan, cambian los ciclos reproductivos y que, agredir la naturaleza, es agredirnos a nosotros mismos, es que se iniciaron desde los albores del siglo pasado, esfuerzos por detener esta insania. Lamentablemente hasta hoy con éxitos relativos.

Toma de conciencia

En EEUU en 1924, se aprobó el acta de Contaminación de Petróleo. La del Control de la Contaminación del Aire, fue promulgada recién en 1955. Este y otros esfuerzos iniciales tuvieron solo la función de resolver problemas ya ocurridos con relación a la contaminación del medio ambiente.

Recién a partir de 1968 con la creación del CLUB de ROMA, se inicia el proceso de reflexión sobre el futuro del planeta, el que se plasma en el “Manifiesto de la Supervivencia”; el mismo que antecede al libro “Los limites del crecimiento”, en el cual, se empieza a tomar conciencia sobre el tema de los recursos renovables y no renovables. Allí se dice que no se trata de crecer en forma indiscriminada, es decir, depredando y contaminando.

Luego en 1972, se celebró la conferencia de ESTOCOLMO, cuyo objetivo fue sensibilizar a los líderes mundiales sobre la magnitud de los problemas ambientales y que se instituyeran las políticas necesarias para erradicarlas.

Un años antes, el Secretario General del la ONU U Thant, instituyó el DÍA de la TIERRA, alrededor del 21 de marzo. Haciéndolo coincidir con el equinoccio. Día del que muy pocos se acuerdan, tal vez porque no tenemos mucho que celebrar. Y porque a pesar de las advertencias, estamos agotando irresponsablemente los recursos no renovables, sin pensar en las generaciones futuras; y el planeta que les estamos dejando, está reaccionando violentamente ante nuestra agresión.

Cumbres de la Tierra

Con gran solemnidad, se celebraron después las Cumbres de la Tierra. La primera en Río de Janeiro el 3 de Junio de 1993 y la de Johannesburgo (Sudáfrica) el 26 de Agosto del 2002. En la de Río, participaron 172 gobiernos, siendo varios los temas tratados, entre ellos el escrutinio sistemático de patrones de producción, el uso de fuentes alternativas de energía y el problema del transporte público, ligado a la emisión de los gases y la polución. Sin embargo, lo más importante fue el acuerdo sobre la Convención Marco de las NN UU sobre el cambio climático, antecedente del Protocolo de Kyoto.

En la de Johannesburgo participaron 180 gobiernos, y en ella se acordó promover el desarrollo sostenible, término acuñado por Harlem Brundtland en 1987 en el Comité Mundial sobre Medio Ambiente; el mismo que tiene vital importancia, ya que introduce por fin la compatibilidad que debe haber entre crecimiento económico y conservación del medio ambiente. Ese es el término que debemos emplear para entendernos.

Al respecto, debemos recordar lo que David Pierce propuso al Banco Mundial. De acuerdo a su enfoque una estrategia de desarrollo solo es sustentable si en el proceso de crecimiento económico, el stock de todos los activos se mantiene constante o se eleva a lo largo del tiempo. Entendiendo que los activos son de capitales tradicionales (maquinarias, fábricas, infraestructura, etc.) y capital humano. (recursos naturales como bosques, biomasa marina, etc. así como la calidad del aire y agua ), son estos últimos recursos los que tenemos la obligación de preservar.

¿Desestabilizadores de los gobiernos?

Curiosamente, se ha pretendido señalar a grupos e instituciones que velan por el medio ambiente como desestabilizadores de los gobiernos. En nuestro país incluso han sido identificados como obstáculos para la inversión extranjera, particularmente en actividades mineras. ¿Es que acaso, no están presentes como fantasmas del pasado, innumerables pasivos ambientales provocados por la irracional actividad extractiva?

Hoy mismo, los relaves de Tamboraque a 90 kilómetros de Lima, son una gravísima amenaza contra los once millones de habitantes de la capital. Hace meses se declaró la zona en emergencia y se formó un Comité de Crisis.

Hay 638,000 toneladas de relaves de la antigua mina San Juan que incluyen plomo y arsénico; los mismos que se encuentran a la vera del río Rímac. Estos desechos fueron llevados allí desde Mayoc, teniendo que ser traslados cuanto antes a la quebrada Chinchán; operación a la que se opone la población, ya que contaminaría la captación de agua que abastecen los centros poblados de Embarcadero, Nueva Esperanza y Tres de Enero, pertenecientes a la comunidad de San Mateo de Huanchor.

No menos desastrosa, fue la irreparable contaminación que la Southern provocó en el valle y playa de ITE en Tacna. Nunca más la faz de la tierra será como era antes. Este pasivo ambiental es imposible de recuperar.

¿Oponerse a este tipo de extracción minera o condicionar su actividad al respeto estricto del medio ambiente, es desalentar la inversión?

El Ministerio del Ambiente ha identificado 1900 pasivos ambientales generados por la minería. ¿No es este el más desastroso e irresponsable antecedente, como para justificar la sensibilidad de las comunidades? Remediarlas requiere 400 millones de dólares; ¿Quién, cuándo y cómo se va a financiar este importante costo?

Tal vez porque en el mar es menos visible, pasamos casi desapercibidas, las toneladas de residuos tóxicos que la actividad extractiva-procesadora, vierte por miles de toneladas cada día.

La actividad magnicida que sobre La Oroya se ejerce diariamente, es otra muestra del pobre respeto que se tiene sobre los hombres y el medio ambiente. Largos periodos de inacción e innumerables foros poco productivos, justifican apelar al dramatismo para comprometernos en el esfuerzo de salvar el planeta.

AL Gore, el ex vicepresidente de los EEUU, nos ha advertido en su libro “Una verdad incómoda”, que los próximos diez años, son la última oportunidad para contener el cambio climático. No la dejemos pasar.

Calendario ignorado

Como para tratar de acallar nuestra conciencia, se ha elaborado durante varios años un calendario de conmemoraciones. El 21 de Marzo se ha instituido como el Día del árbol. Día Forestal Mundial. El 22 de mismo mes el Día Mundial del Agua y el 22 de Abril el Día de la Tierra. ¿Cuántos ciudadanos lo saben? Estas y otras fechas, han pasado y seguirán pasando desapercibidas.

Nuestro país, es uno de los amnésicos, siendo que tenemos una gran parte del bosque amazónico que recicla el CO2 producido por las usinas de los países mas industrializados.

Toda esta, es una verdad incómoda, y haría bien el casi flamante Ministro del Ambiente, en ejecutar dos acciones, básicas; concientizar1 y controlar. Bienvenida la inversión extranjera, siempre y cuando se someta a las más severas exigencias del respeto al medio ambiente. Esa es la posición de “JUSTO MEDIO”, su revista.