miércoles, 11 de junio de 2008

Sin Reforma del Estado no puede haber Desarrollo

A pesar de los esfuerzos infructuosos de HOBBES, LOCKE, ROUSSEAU y SPENCER por desentrañar los enigmas sobre el origen del Estado, lo único objetivo es que este existe y que, como todo fenómeno social, fue creado por el hombre con una FINALIDAD. Desde el punto de vista TELEOLÓGICO el Estado fue creado para alcanzar el Bien Común a través del Bienestar General, entendiéndose como tal la situación en la que las necesidades espirituales y materiales de los ciudadanos se satisfacen en forma adecuada y oportuna. Dicho esfuerzo se traduce en la eliminación de la POBREZA, que es su antítesis.

Heredamos de la COLONIA graves problemas sociales, económicos y políticos. En este pasivo histórico, no podemos dejar de mencionar la pobreza extrema en la zona andina y la exclusión y el escaso o inexistente reconocimiento de los derechos fundamentales de la persona humana.
Precisamente, para superar estos graves problemas, fuimos construyendo el ESTADO. Siendo este, en su definición más simple, la estructura jurídica de la nación, fue a través de leyes de todo rango que le dimos forma. La LEX LEGUM, la Constitución, consolidó su existencia. En ella se garantizan los Derechos Fundamentales de la Persona y las atribuciones de los TRES PODERES sobre los que se asientan y cobran vida las más importantes instituciones del Estado.
Sin embargo, después de ciento ochenta años y múltiples constituciones, alguien muy importante se da cuenta de que este Estado es OBSTRUCCIONISTA, LENTO y BUROCRÁTICO, a lo que habría que añadir ineficaz y corrupto. Se ha constituido así en el más importante “PERRO DEL HORTELANO” y, como tal, en el más duro escollo para transitar con éxito hacia el futuro.
Después de más de siglo y medio se ha constituido en un “ESTADO FALLIDO”, como dice el Embajador Oswaldo de RIVERO, pues no ha podido cumplir con la FINALIDAD para la que fue creado. No es necesario ser muy zahorí, para darse cuenta de que a los males heredados de la COLONIA se han agregado otros. Pero, en ningún caso, se ha podido acabar con uno solo de ellos.
Ese ESTADO tomó dos decisiones trascendentales: determinó el SISTEMA POLÍTICO en el que deberían convivir los ciudadanos y el MODELO ECONÓMICO en el que deberían interactuar los agentes económicos en el mercado. Pero, curiosamente, no definió su ROL.
Nos encontramos, entonces, ante un PUNTO DE QUIEBRE HISTÓRICO. Este ESTADO FALLIDO debe ser modificado sustancialmente, esfuerzo que se ha consensuado en denominar REFORMA DEL ESTADO, y es una decisión que no puede postergarse más porque sin ella no es posible alcanzar el DESARROLLO.
Y como han sido las CONSTITUCIONES las que más han contribuido a su existencia, la Ley de Leyes también debe ser motivo de una REFORMA CONSTITUCIONAL.
En ambos emprendimientos estamos todos de acuerdo. Sin embargo, por razones de política barata y mezquinos desencuentros supuestamente ideológicos, se vienen postergando impunemente. En ambas reformas, el CONGRESO de la REPÚBLICA tiene la más alta responsabilidad. Y en vez de hacer esfuerzos intrascendentes, como decretar al cuy como patrimonio cultural, debería justificar su existencia en lo trascendente; es decir, en aquello que tiene que ver con el futuro del país.
La PRIMERA de estas reformas debe garantizar el ESTADO de DERECHO; es decir, la plena independencia de poderes y su equilibrio. Debe cerrar, con candado y para siempre, la injerencia del Poder Ejecutivo en el Poder Judicial. La Ley debe ser respetada estrictamente, haciendo realidad que TODOS seamos iguales ante ella; y, finalmente, hacer que los MECANISMOS DE CONTROL sean realmente efectivos y no venales, como lo son hoy.
Para ello, deberán adoptarse varias decisiones. Una de ellas, la Reforma del Poder Ejecutivo (no solo su reingeniería, como se viene haciendo), debe lograr que este último tenga el tamaño requerido respecto a la nación. La Reforma del Poder Judicial (tantas veces postergada) debe transformarlo para que sea PREDICTIBLE y, como tal, confiable. La Reforma del Poder Legislativo debe conseguir que la RENOVACIÓN de sus miembros sea impostergable.
La SEGUNDA de estas reformas pertenece al ámbito ECONÓMICO. Y son tres los esfuerzos más importantes: una profunda reforma tributaria, pues actualmente la tributación está en el rango de 14% respecto al PBI (la más baja de América Latina); un proceso gradual pero serio de FORMALIZACIÓN, debido a que el 60% de pequeñas y microempresas son INFORMALES; y, finalmente, para este importante esfuerzo el Estado debe asumir un ROL PROMOTOR, como ha sucedido en todos los países que han alcanzado el desarrollo.
Un Estado promotor es aquel que otorga a los agentes económicos lo que hemos denominado “las cinco patas de la mesa”: incentivos tributarios iniciales, asesoramiento tecnológico y administrativo, información productiva, búsqueda de mercados (en el país y en el extranjero) y facilidades de acceso al crédito. No creemos que SOLO la puesta en valor de sus activos, como dice el economista HERNANDO DE SOTO, y su representación en el mercado hagan decidir a estos ciudadanos cruzar el río de la formalización. Actualmente, el costo de este esfuerzo es más caro que el de mantener su informalidad.
Un Estado de este tipo también debe definir claramente el MODELO ECONÓMICO. Actualmente, la Constitución adscribe al Estado una ECONOMÍA SOCIAL DE MERCADO sin haber definido si se trata de competencia perfecta o imperfecta. Por otro lado, el articulado correspondiente al Título III guarda más relación con el rol de vieja gendarmería de la propiedad privada que con el mercado de competencia imperfecta encargado de transmitir el espíritu del título.
La TERCERA de estas reformas está relacionada con el proceso de DESCENTRALIZACIÓN. Los males que contrajo el centralismo son el crecimiento INARMÓNICO del país, un atávico proceso de exclusión y una irreal demarcación política territorial interna. Nada de esto está en camino de solucionarse.
Este año, del 90% de recursos del canon, solo DOCE regiones se han beneficiado. En la actualidad, existen departamentos que reciben menos de un millón de soles por este concepto frente a ANCASH, con más de 1,600 millones. ¿Puede hablarse de CRECIMIENTO ARMÓNICO con estas inequidades?
Un informe de Transparencia afirma que la PARTICIPACIÓN CIUDADANA es uno de los serios déficits en este proceso: la EXCLUSIÓN aún es una realidad. Por último, el país percibe el afán protagónico de Presidentes Regionales que han dividido al país. Reyezuelos insipientes dan vida a autonomías no contempladas en la Ley de Descentralización ni en su espíritu.
FINALMENTE, es absurdo que siendo el Estado un ente PERMANENTE, no tenga un plan de vida de largo plazo. Adolecemos de un PLAN NACIONAL DE DESARROLLO. No sabemos a dónde ir. Si hasta la más pequeña empresa planifica su desarrollo, ¿por qué el Estado peruano no lo hace? Nuestros vecinos tienen sus entes planificadores en la categoría de ministerios. ¿Qué protagonismo personal puede estar por encima de los intereses nacionales?
Si no reformamos el Estado, el CRECIMIENTO no podrá convertirse en DESARROLLO. Así, los pobres tendrán que seguir esperando. Y lo más grave, el boom económico del que coyunturalmente gozamos se habrá desperdiciado, como en la década del cincuenta del siglo pasado.
Hagamos más eficaz al LEVIATÁN*. Está en manos del CONGRESO esta trascendental tarea. Ojalá que lo comprendan quienes han asumido la tarea de representarnos.