viernes, 20 de julio de 2012

Criminología y Políticas Públicas

El Delito de Violación

NOTA DE REDACCIÓN.- Nuestro Director General expuso hace poco el presente trabajo de investigación en la Universidad Federico Villarreal, como parte de la maestría en Criminología que viene cursando. Dada la importancia de su contenido, hemos creído pertinente divulgarla.

El crimen es un hecho tan antiguo como el hombre que, desde siempre, fascina y preocupa a la humanidad" ha dicho Antonio García – Pablos de Molina. Siendo esto así, la criminología (que es la ciencia que la estudia) es tan antigua como el crimen mismo. Pero en sentido estricto, esta ciencia de base empírica, surge con la Escuela Positiva italiana, cuyos representantes más notorios fueron Lombroso, Garófalo y Ferri, en el último tercio del siglo XIX.

Se admite la existencia de dos etapas en la evolución de las ideas y teorías respecto al crimen y el delincuente. Una pre-científica y otra científica. Si bien la criminología nació como una parte de la sociología, su progresiva maduración le fue dando vida propia.

Clásico y Empírico

En la etapa pre-científica sobresalen dos enfoques diferenciados: el clásico y el empírico.

El enfoque clásico concibe el crimen como un hecho aislado, como mera infracción de la ley. Su punto débil es el abordaje del problema del crimen, prescindiendo del examen del delincuente y del entorno social de éste.

El enfoque empírico se basa en la observación del delincuente y del medio en que se desenvuelve; enfoque que, como se ve, es diametralmente opuesto al anterior y significa un gran avance en la ciencia criminológica. La frenología, realizó una importante aportación en este enfoque empírico, concluyendo que el comportamiento criminal es una consecuencia de malformaciones cerebrales. En esta concepción sobresale el médico Gall, nacionalizado francés, el que publicó en 1910 su obra "De Craneología".

La antropología también se suma al enfoque empírico, con la tesis de Nicholson, de que "el criminal es la variedad mórbida de la especie humana"; a la que habría que agregar a Virgilio, quien dos años antes que Lombroso había utilizado el término: "criminal nato".

Positivismo

criminológico

La etapa científica de la criminología surge a finales del siglo pasado con el positivismo criminológico, el mismo que acentúa la relevancia etiológica del factor individual y del factor social en sus respectivas explicaciones del delito. Postula que este se concibe como "un hecho real e histórico, natural y no como ficticia abstracción jurídica". Concede prioridad al estudio del delincuente, sobre el examen del propio hecho de éste.

Sirvan estos antecedentes para afirmar que la violación, un tipo de delito, es tan antigua como la humanidad. Entendida como el acceso carnal (en sus múltiples formas) contra la voluntad de la víctima, ha sido contemplado en las legislaciones de todos los tiempos.

Los romanos, caldeos y babilónicos sancionaban este delito con la pena de muerte. Sin embargo, el derecho hebreo tenía penas más drásticas: se aplicaba la pena de muerte al autor y a sus familiares más cercanos. En resumen, la pena de muerte era aplicada en la Edad Media hasta la Edad Moderna.

Durante el Incanato solo se aplicaba la pena de muerte en caso de reincidencia. En la República, el Proyecto del Código penal en la obra de Lorenzo Vidaurre (1828), bajo el Título IV "Violencias hechas a las mujeres", consignaba como "castigo" que el responsable debía casarse con la víctima si era soltero. Sin embargo, el primer Código Penal del Perú de 1836, determinaba que solo podía ser víctima "una virgen mayor de doce años y menor de veinticinco". Luego el Código Penal de 1924 conocido como el Código Maúrtua significó un cambio sustancial en el que se contemplaba la pena de muerte para el violador de menores de 7 años, siendo luego sustituido por la de internamiento.

Razonable indignación

Posteriormente, la Constitución de 1933 solo admitía la pena de muerte por delito de traición a la patria en caso de guerra, razón por la cual la Convención Americana de Derechos Humanos de San José de Costa Rica, estipuló que la pena de muerte no puede ser extendida a delitos en los que no se aplicaba, cuando dicho Tratado entró en vigencia, por lo que resulta antijurídico el sentir de algunas congresistas, que en un rapto de razonable indignación ante la ola de violaciones con secuela de muerte, expresaron su deseo de modificar la legislación vigente para aplicarles la pena máxima. 

Si como dice la ciencia criminológica, que el delito de violación de la libertad sexual ha existido, existe y existirá en toda la humanidad, a pesar de las penas severas que se les ha impuesto a los autores, bien haríamos en establecer las causas que la originan; es decir su etiología social, antes de reemprender el esfuerzo para disminuir su incidencia.

Los analistas del delito, en particular los estudiosos de la violacion, coinciden en que los escenarios sociales que la propician, son los siguientes:

Primero: La pobreza, la misma que como secuela de la falta de oportunidades, crea las condiciones para la promiscuidad. Aunque debo manifestar mi discordancia, pues estos delitos también se cometen en países desarrollados y en los niveles socioeconómicos altos. Lo que sucede, es que estos no se denuncian por prejuicio y vergüenza.

Segundo: La falta de valores éticos y morales, derivados de hogares disfuncionales en los que el respeto por los demás es inexistente, porque tampoco  existe el respeto a sí mismo.

Tercero: Falta de una campaña de concientización que difunda los derechos que tienen las mujeres, los niños y los adolescentes. Enseñar a la sociedad que también los tocamientos indebidos son una forma de violación.

Cuarto: Falta de educación de los padres y los profesores, lo que origina que estos no se constituyen en defensores de sus hijos y alumnos. ya que la mayoría de violaciones se dan en el seno del hogar, y en el colegio; siendo perpetrados por los mismos familiares, particularmente por convivientes de madres solteras.

Quinto: Complicidad o corrupción de las autoridades que tienen la delicada obligación de acudir en auxilio de las victimas y en persecución de los violadores. Muchas veces la vejación a la que son sometidas las victimas, las desaniman a acudir a las autoridades en busca de ayuda.

Sexto: Aplicación de penas benignas a los violadores y lentitud en los procesos. Dice la UNICEF que si la sociedad no es capaz de cuidar al niño y a la mujer, y actuar con severidad contra quienes atentan contra ellos, estará fomentando su propia descomposición.

Probablemente se podrían añadir otras causas más. Hemos querido reseñar solo las más importantes. La pregunta sería entonces: ¿Qué debe hacer la sociedad para luchar eficazmente contra este monstruoso delito? Lo primero que debiera hacer es tomar conciencia de la magnitud del problema. El hombre no puede ser un animal dispuesto a violar a seres indefensos. Tampoco las autoridades pueden actuar en forma indiferente. Matar en vida a un  niño o a una mujer, debe conmover nuestros mas íntimos sentimientos de rechazo.

Políticas Públicas

Por ello, me permito proponer las siguientes políticas públicas:

Primero: Luchar frontalmente contra la pobreza, ya que es el compromiso social que hemos asumido todos. Aunque no necesariamente los pobres son los más recurrentes criminales. Solo el 1.3% de violaciones sexuales cometidas en los segmentos A y B son denunciados, por razones de prejuicio. Se estima que en 20 años la pobreza será reducida al 15% y la extrema pobreza al 5%. Lo que permite vislumbrar alguna disminución en la incidencia de este delito; aunque en países desarrollados como EEUU, la violación no ha desaparecido.

Segundo: Ampliación de la cobertura del servicio de educación estatal, brindándolo con calidad. Actualmente, esta cobertura solo alcanza al 68% de la población; existe un 28% de deserción escolar en primaria y 39% en secundaria. Todavía tenemos un 12% de población analfabeta, a pesar de cifras engañosas del Estado. Aunque, como hemos dicho, la mayor educación no garantiza la inhibición del criminal. El violador mas refinado normalmente es el que tiene dinero. Tailandia es el destino turístico más atractivo, para mantener relaciones sexuales con niños de ambos sexos. Turismo que solo los que tienen dinero pueden sufragar.

Tercero: Una campaña de valores, dirigida a los adultos, especialmente a las familias de zonas marginales; en la que se incluyan los colegios. pero también (y sobre todo) a la policía, jueces y fiscales, para que participen proactivamente en la prevención y sanción. Hoy, los primeros obstáculos, que encuentran las víctimas, pasan por la incomprensión, lentitud y vejámenes a los que las someten las autoridades. Causa principal que el 52% de violaciones no se denuncien. El temor a no ser escuchado, protegido y apoyado, es más fuerte que el delito al que son sometidas las víctimas.

Cuarto: La promiscuidad es el factor que probablemente tenga mayor incidencia en el delito y el mas difícil de superar. Que el padre borracho, mantenga relaciones sexuales delante de sus hijos, es el peor escenario social para luchar contra esta lacra. Que las madres tengan dos o tres maridos y los conviertan en padrastros de sus menores hijos, es la situación mas propicia para la violación de niños en el seno del propio "hogar". Lamentablemente, este es el ambiente más difícil de superar. Pero no desmayemos: educar en valores parece ser la vía propicia.

Quinto: De una vez por todas, como lo han hecho países como Suiza, Nueva Zelanda, China Japón; la prensa debe ejercer su derecho a informar, eliminando la difusión de valores e imágenes que despierten las apetencias genésicas de la población. Los traseros deben desaparecer de las portadas. La vida del violador Max Álvarez, acaparó los titulares de todos los medios. ¿Qué sociedad tan farisea es la nuestra? Incentiva el delito y se escandaliza después cuando se comete.  

Sociedad estúpidamente indolente

¿Seremos capaces de ponernos de acuerdo respecto a estas políticas de largo plazo? la realidad no parece alentadora. Nada de esto fue motivo de debate en el Acuerdo Nacional. Nada de esto fue motivo de discusión durante la campaña electoral. Nada de esto está contenido en el Plan Bicentenario. ¿Es que a nadie le importa el terrible drama que sufren las víctimas de violación? ¿Qué sociedad tan estúpidamente indolente somos?

¿Qué valor útil tiene adentramos en estudios bizantinos sobre la evolución de la criminología, si somos incapaces de sensibilizarnos con una realidad tan simple?

No incluimos medidas represivas, porque leyes contra el delito nos sobran. Lo que faltan son policías, jueces y fiscales probos. Aquellos que sí actúan con furor, si son victimas de este delito.

 

Finalmente, ni Lombroso ni Darwin ni Tarde, hicieron nada efectivo para combatir el delito. Porque excluyeron a la sociedad como co-responsable de crear sus propios demonios. Si tenemos que reprimir a los delincuentes, ¿Por qué no reprimimos a la sociedad por prohijar sus propios enemigos? ¿Por qué la sociedad somos todos y como tal es nadie? Ojalá que estos debates sirvan para actuar en serio. Que lo académico no suplante lo fáctico. No nos distraigamos en investigar el sexo de los ángeles.